Médicos del Vall d'Hebrón logran salvar a un bebé que nació con 390 gramos
La niña pesa ya más de tres kilos y no presenta ninguna secuela
Médicos del hospital Maternoinfantil del Vall d'Hebrón de Barcelona han conseguido salvar a un bebé que nació el pasado mes de mayo con un peso de tan sólo 390 gramos. Es una niña que se llama Tania y que nació tras 26 semanas de gestación en un embarazo de mellizos. Su hermana no logró sobrevivir pero Tania ha logrado superar las secuelas del nacimiento prematuro. Ahora pesa 3.100 gramos y su desarrollo es normal.
Premio a la constancia
Fuentes del hospital del Vall d'Hebrón afirmaron ayer que Tania fue, al nacer, uno de los bebés más pequeños de los que se tiene constancia en Europa. El embarazo se desarrolló con normalidad durante las 21 primeras semanas. En aquel momento, los médicos comprobaron, a través de una ecografía, que la niña pasaba sangre a su hermana a través de los vasos de la placenta. Esta situación ponía en grave peligro la vida de las dos gemelas, lo que obligó al equipo médico a practicar cirurgía fetal intrauterina para corregir la anomalía. Cinco semanas más tarde la madre presentó síntomas de parto prematuro, con pérdidas de sangre. Aunque los médicos intentaron retrasar el nacimiento, la madre dio a luz cuando apenas había alcanzado las 26 semanas de gestación. Las niñas eran gemelas univitelinas, es decir, que procedían del mismo óvulo. Una de las niñas murió durante el parto, pero Tania logró sobrevivir.
Tania fue ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos de neonatología durante 55 días y, debido a la inmadurez de sus pulmones, fue intubada para recibir respiración asistida. Durante este tiempo también recibió un complejo tratamiento destinado a facilitar la maduración de sus órganos.
Fuentes del hospital indicaron ayer que la excepcionalidad del caso de Tania no recae tanto en el peso de la niña al nacer, sino en el hecho que "Tania no presenta ahora ningún problema funcional ni neurológico". En los bebés tan prematuros son muy frecuentes las malformaciones de órganos vitales, sobretodo de los pulmones, debido a su inmadurez. El insuficiente desarrollo del sistema neurológico también suele dejar secuelas en estos bebés, algo que no ha sucedido en el caso de Tania.
Un miembro del equipo de neonatología del hospital consideró ayer un "premio a la constancia" la supervivencia de Tania. La niña tuvo que ser sometida a alimentación parenteral, pero transcurridas unas semanas, ésta fue sustituida por leche materna. La lactancia materna está considerada como un elemento esencial en desarrollo neonatal. Los resultados han sido espectaculares, puesto que la niña ya pesa ocho veces más que en el momento de nacer.El alumbramiento de un bebé a las 26 semanas de gestación es un hecho habitual en los grandes hospitales. Pero en este punto del embarazo, el feto debería haber alcanzado un peso de 760 gramos. Con sus 390 gramos, Tania sólo alcanzaba la mitad del peso deseable.
La unidad de neonatología del Vall d'Hebrón, que dirige Gregorio Peguero, ha atendido hasta la fecha muchos casos de niños prematuros de menos de 800 gramos. Algunos de ellos no llegaban ni a los 700, cifra que hasta hace muy pocos años era considerada como el límite para la supervivencia del recién nacido. Actualmente, la mitad de los niños de menos de 1.000 gramos consiguen sobrevivir, cuando en los años setenta moría el 90%. Pero el índice de supervivencia se reduce drásticamente conforme desciende el peso. En la franja de 750 a 1.000 gramos, la supervivencia se reduce al 35% de los casos, según datos de 1996.
Los médicos consideran que el límite de la supervivencia son las 24 semanas de gestación. Antes de este momento los órganos vitales del feto aún no están en condiciones de funcionar aunque cuenten con la ayuda de los equipos mecánicos. El cerebro es el punto más delicado. Y el que provoca más dilemas entre los expertos en neonatología. A pesar de que la ciencia permite salvar a niños cada vez más prematuros, en muchos casos no se puede determinar de antemano si van a quedar secuelas neurológicas como consecuencia de la inmadurez de los órganos en el momento de nacer.
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