El policía en política
La noticia salta donde menos espera uno. Quién iba a decir que una conferencia organizada por un colectivo de estudiantes europeos en la Universidad de Valladolid como actividad extra académica provocaría el revuelo que se ha originado. Y todo porque los medios de comunicación han destacado algunos de sus contenidos. Un primer efecto de la noticia ha sido el encasillamiento del autor. Al emitirse alguna parte crítica con los políticos abertzales, uno ya es un españolazo antivasco o está buscando un puesto en las ubres ministeriales.Me rebelo ante este dualismo asfixiante. Me pregunto qué habría pasado si ETB hubiera emitido el momento en el que expuse el documento atribuido al Partido Popular en el cual se habla de contemporizar con el terrorismo porque favorece su discurso. O si Radio Euskadi me hubiera entrevistado ante la demanda de responsabilidades por los errores cometidos en la lucha antiterrorista. O si las publicaciones nacionalistas hubieran recogido las críticas a la excepcionalidad inoperante de algunas normas jurídicas propuestas. Todo eso, y otras cosas, dije también en la Universidad de Valladolid.
Es posible que el reproche de "politizar" a la Policía vasca hubiera sido el mismo, pero de signo contrario. Como si fuera pecado que un policía comente las decisiones de los poderes políticos que inciden en su labor. La corrección y el respeto institucional no son impedimentos para la crítica profesional, sino más bien el fundamento y guía del análisis reflexivo. El prestigioso catedrático alemán Hessemer mantiene que la policía "debe verse como parte activa en una totalidad activa" y que la capacidad de comunicación es vital para la policía en el Estado de derecho "dentro del marco de sus propios límites de acción". En ese sentido hablé sobre libertades y seguridad pública en el País Vasco, y lamento que algunos aspectos parciales, aunque importantes, hayan eclipsado el fondo de la conferencia: la carencia de una libertad real cuando la seguridad pública falla.
Claro que siempre se aprende de este tipo de experiencias. He corraborado que el policía en política está condenado a la parcialidad. Es decir, que los comentarios desde la ciencia policial se utilizan con el interés ideológico más descarnado. Algo que no debe impedir continuar en el compromiso público por la trasparencia policial. Tal vez cambiando el instrumento musical, porque dice Hassemer que en la "orquesta" de la seguridad pública "a la policía le corresponde tocar la tuba y el bombo", una percepción contundente. A mí me gustaría llegar al piano, otros nos dejarían en el trombón de varas y, desde luego, pocos piensan para la policía en el Martinot.- Teo Santos. Ertzaina. Bilbao.
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