A vueltas con la ESO Mercedes Rodríguez Ruibal
Se habla y escribe mucho acerca del enorme desaguisado que supone la ESO para la enseñanza de las humanidades, al reducir e incluso eliminar materias fundamentales para la formación íntegra de la persona. Se habla y escribe muy poco del desastre que supone la ESO para la enseñanza de las ciencias. Intentaré explicarlo.No pretendo demostrar lo absurdo que es contraponer ciencias y humanidades. Es elemental que ambas son imprescindibles y complementarias, por lo que la educación secundaria obligatoria (ESO) debe proporcionar la formación equilibrada en los dos pilares en que se asienta la esencia misma del ser humano: naturaleza y cultura.
Por formación y profesión, soy "una persona de ciencias", y lógicamente, me interesa el saber científico, pero, como mucha otra gente que conozco, "los de Ciencias" no pasamos nada de la formación humanística y nos interesa, ¡y mucho!, la pintura, la literatura, ver buen cine, admirar catedrales o templos griegos, entender un texto filosófico, y, ¡cómo no!, poder comunicarnos en más de un idioma; en fin, nos interesan las humanidades y, además, queremos que la sociedad sea culta y disfrute del placer de saber y entender el mundo.
Si bien la cultura no debería estar relegada al ámbito de la escuela, para muchas personas sí es, desgraciadamente, el único reducto cultural al que acceden, y, para más inri, en constante pugna con la seductora y vacía cultura basura propagada hasta la saciedad por los cada vez más numerosos altavoces de los medios de masas.
¿Pero acaso no es cultura también conocer la causa de las mareas y de los eclipses, saber cuál es la función de las vitaminas en nuestro cuerpo, comprender cómo heredamos genes de nuestros padres o cómo funciona la brújula? ¿No es cultura también saber qué aportaron a la humanidad Darwin, Fleming, Pasteur o Newton, distinguir un virus de una bacteria o comprender una noticia sobre el genoma humano o los alimentos transgénicos?
Muchos de estos ejemplos expuestos son inalcanzables hoy en la ESO. En el segundo ciclo (14-16 años), cuando se comienza a profundizar en los contenidos, las horas dedicadas a Ciencias de la Naturaleza se han reducido a tres semanales en 3º (en algunas comunidades son cuatro) más ninguna hora obligatoria en 4º. Y en este apretado horario debemos tratar cuatro complejas disciplinas científicas como son Biología más Geología más Física más Química, con sus respectivas actividades de laboratorio y campo. ¿Hay quién dé más?
Aun a riesgo de ser reiterativa, voy a insistir en el currículo de 4º de la ESO: se divide en materias comunes obligatorias (todas del área de Humanidades excepto Matemáticas más Educación Físico-Deportiva) y cuatro materias opcionales (elegidas entre troncales y optativas). Al grupo de las troncales pertenece Ciencias de la Naturaleza, que es, por tanto, una materia no obligatoria en 4º.
A causa de esta desacertada programación, un posible currículo escolar de 4º sería: Lengua y Literatura Castellana, Lengua y Literatura de una Comunidad, Lengua Extranjera, Ciencias Sociales, Matemáticas, Educación Físico-Deportiva, Religión o Alternativa, Música, Educación Plástica, Cultura Clásica y 2º Idioma Extranjero. De verdad, ¿no está claramente descompensado?Creo también que el actual diseño de 4º de la ESO esconde una prematura especialización que en nada beneficia, pero sí puede perjudicar, a los futuros estudiantes de bachillerato. Es frecuente que alumnos que no han cursado ciencias en 4º se decanten al año siguiente por bachilleratos de Ciencias, con el consiguiente fracaso, mientras que los estudiantes que cursen Ciencias no van a tener ninguna carencia curricular para los bachilleratos de Humanidades o Artes. ¿No estaremos pretendiendo que los alumnos diseñen su propio currículo de manera más coherente que la Administración?
No pretendo dar lecciones de planificación educativa, pero muchos errores se corregirían reformando 4º de la ESO. Sólo serían necesarios pequeños retoques:
La propuesta es sencilla: reducir la optatividad y hacer obligatorias en 4º Ciencias de la Naturaleza y Cultura Clásica. De esta forma se solucionarían importantes lagunas formativas, a la vez que se evitaría el caos que supone el exceso de optativas a la hora de acoplar horarios en los centros.
Curiosamente, al menos en Galicia, la planificación de la ESO para adultos, la llamada EPA, que permite a los mayores de 18 años acceder al título de graduado en secundaría, sí que resulta equilibrada en humanidades y ciencias. ¿A qué se deben estas contradicciones? ¿Son planes distintos procedentes de cabezas distintas? ¿Son simples casualidades?
Y, ya de paso, ¿no sería buena idea implantar las pruebas de septiembre en 4º de la ESO como una repesca para los muchos jóvenes que no obtienen el título de graduado en secundaria? ¿De verdad es un grave error pedagógico el intentar recuperar durante el verano materias cuya superación es imprescindible para obtener dicho título, y sin el cual las posibilidades de futuro quedan muy mermadas?
Como conclusión, me gustaría recalcar que no es cierto que las ciencias han desplazado a las humanidades en las nuevas enseñanzas. Comprobarlo es tan sencillo como realizar unas simples sumas al comparar los antiguos planes con los nuevos, pero, misteriosamente, esta falsedad ha calado en la sociedad.
Por poner algún ejemplo, la supresión del Latín en 4º de la ESO no es achacable a las ciencias, como tampoco lo es la supresión de la Filosofía como obligatoria en 2º de bachillerato, pues en su lugar se ha colocado Historia.
Por favor, si se va a retocar o reformar la LOGSE, que se haga de una manera global y no sólo atendiendo las peticiones de los colectivos que más ruido hacen.
Por favor, no privemos a las nuevas generaciones de conocer a Felipe II, Mahoma, Picasso, Aristóteles, Mozart o Quevedo (ni a Chaplin o Buñuel), pero tampoco privemos a las nuevas generaciones de conocer cómo circula su sangre, qué es una vacuna, a qué se debe la lluvia ácida o por qué ahora no hay dinosaurios.
Por favor, evitemos que el actual desastre se convierta en un cataclismo.
Mercedes Rodríguez Ruibal es profesora de Biología y Geología en el IES número 1 de Ribeira (A Coruña) y socia de la Asociación E. para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra (AEPECT).
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