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EMPRESA - Gasa

Carne de culto

Datos de InterésDirección

Ctra. Azucarera, 8

Pº Guadalhorce

Málaga

Empleos

60

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Facturación

1.500 millones

Producción

Sacrificio, despiece y venta de carne

La tradición viene de lejos. Del abuelo, que ya tenía una modesta fábrica de embutidos. Los Robles son una familia amplia y casi todos sus miembros se dedican a los negocios cárnicos. Miguel Robles, el padre, no fue una excepción. Durante 20 años tuvo una empresa que, aunque finalmente desapareció, fue el germen de un próspero grupo de sociedades familiares que llega a facturar alrededor de 1.500 millones anuales.Su hijo Miguel -que ha seguido la senda marcada por el apellido- da las precisiones. Matadero Málaga, SA, es la empresa que se encarga de los sacrificios y Gama de Alimentación, SA, es la que aborda toda la faceta comercial. Dice que su sueño es abrir un supermercado para mayoristas, donde los clientes elijan la carne igual que cualquier consumidor compra un kilo de ternera en la carnicería. Y además, convertir la sala de despiece en un gran escaparate, de modo que los compradores vean la calidad, la limpieza y el trabajo que hay detrás de cada pieza.

De momento sólo son sueños. Lo que es una realidad es que ambas sociedades, que nacieron a finales de 1994, con menos de una veintena de trabajadores, ya han triplicado la plantilla y han multiplicado casi 15 veces su facturación.

"Nuestro empeño es dar calidad y servicio. Nuestro producto tal vez sea más caro, pero a nosotros nos importa la calidad", explica Miguel Robles hijo. El matadero si hace falta trabaja las 24 horas para que los pedidos estén cuanto antes a disposición del cliente. La empresa acaba de iniciar el papeleo para implantar la norma ISO 9002, que es un certificado de calidad que acredita "las cosas bien hechas".

En Matadero Málaga SA se sacrifican vacunos, corderos y chivos. Aunque Gasa además comercializa cerdo, perdices, codornices, pollos, pato y conejo. Entre sus compradores se cuentan todos los hospitales malagueños, más de la mitad de los hoteles de la costa, colegios, almacenes, grandes superficies, carnicerías y restaurantes.

Pese a su pujanza, lo más llamativo es una línea de trabajo que la distingue del resto de las empresas del sector. La matanza de vacas y corderos según los ritos musulmán y judío. A ambas comunidades religiosas no les está permitido consumir carne, si no se cumplen ciertos requisitos: que el animal haya muerto degollado por un imán o un rabino. El resto de los bovinos u ovinos son sacrificados, como marca la ley, mediante un disparo o electrocución.

Para atender esta demanda tan específica, la empresa ha comprado una máquina que permite inmovilizar al animal sin riesgo para los matarifes. En época de Ramadán, suelen sacrificarse más de 600 corderos diarios en la nave enclavada en el Polígono del Guadalhorce. La empresa abastece a las comunidades judía y musulmana de la Costa del Sol, Melilla y parte de Andalucía. El 50% de la maquila -matanza que se hace para otros- precisamente está destinada a cubrir esos pedidos. Los sacrificios según el rito musulmán son más frecuentes porque la demanda es mayor. Los solicitados por la comunidad judía son menos habituales, pero a veces han requerido que un rabino se desplazara desde Madrid para su realización. En ambos casos, el religioso estampa su firma para certificar que se ha cumplido el rito.

Cada día se sacrifican en sus instalaciones una media de 70 reses. Alrededor de 25.000 kilos de terneras traídas de toda España, Francia o Irlanda. En plena faena de matanza, llama la atención la limpieza y la coordinación con que se manipulan las reses ya abiertas en canal. Como manda una normativa europea dictada tras el caso de las vacas locas para extremar las cautelas frente a la enfermedad, de la cabeza del animal sólo se aprovechan las carrilladas y la lengua. El resto se manda a incinerar.

La prosperidad del negocio obliga a pensar en la expansión. Los socios ya están buscando terrenos para ampliar las instalaciones en otro polígono de la capital. También barajan la idea de crear una fábrica de embutidos y precocinados, aunque este proyecto no es prioritario. Lo urgente es aumentar la sala de despiece que se ha quedado pequeña.

Tras desgranar los proyectos urgentes, las ideas a largo plazo y sus sueños, Miguel no oculta el orgullo de ser la tercera generación de una familia que ha sabido convertir un negocio modesto en una de las más prósperas empresas de Málaga.

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