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El peso de la minoría árabe-americana

No cuentan, como los judíos, con un plantel de rutilantes famosos de Hollywood, como, por ejemplo, Barbra Streisand, Woody Allen o Steven Spielberg, ni con medios de expresión nacionales, ni con poderosos lobbies. Pero los árabes-americanos empiezan a contar en el país. Son unos tres millones frente a los seis que componen la comunidad judío-americana. Y los candidatos se han dado cuenta. El primero en mencionar a los estadounidenses de ascendencia árabe con una referencia elogiosa a su contribución a la comunidad fue el republicano George Bush en el primer debate presidencial. Gore tomó buena nota y la pasada semana se reunió con varios representantes de organizaciones islámicas. Su voto todavía no es decisivo, como lo es todavía el judío en zonas importantes del país como la ciudad de Nueva York y la Florida. Pero avanza y penetra en sectores influyentes. Tres ejemplos de árabes-americanos: el candidato de los Verdes, Ralph Nader; el presidente ejecutivo de Ford, Jack Nasser, y el presidente del poderoso sindicato Auto Workers Union, S. P. Yokich.Precisamente, la influencia más notable del voto árabe-americano se deja sentir en el Estado de Michigan, sede de los tres grandes de la industria automovilística del país: General Motors, Ford y Chrysler. Sus codiciados 12 votos electorales lo han convertido en uno de los Estados más visitados por los dos candidatos en la recta final de la campaña. Una gran parte de los estadounidenses de ascendencia árabe residentes en Michigan se concentra en torno a Detroit y la mayoría son trabajadores de las tres grandes empresas.

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Los candidatos se apoyan en la religión para reforzar su mensaje
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