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El flamenco quiere ser universitario

Varios profesores luchan por encontrar un sitio para esta manifestación cultural en la enseñanza superior

Primeras aproximaciones

"¡El flamenco es más que una música! Es una manera de vivir, de crear, de relacionarse y hasta una manera de ser". Con estas palabras sentencia sus impresiones acerca del arte andaluz más universal Cristina Cruces Roldán, profesora del departamento de Antropología Social y Cultural de la Universidad de Sevilla. Desde hace algunos años Miguel Ropero, José Luis Navarro, Eulalia Pablo Lozano y la misma Cristina Cruces intentan hacer que el flamenco sea reconocido dentro del mundo universitario como un realidad digna de ser estudiada. Sin embargo, hasta ahora, son los extranjeros los únicos que, al menos en la Hispalense tienen acceso a conocer los entresijos culturales y antropológicos del flamenco, gracias a una asignatura llamada Flamenco. Expresión cultural y sociolingüística de Andalucía.Las experiencias personales de estos cuatro profesores revelan lo difícil que es abrir las puertas de las aulas universitarias al flamenco. Hace más de 28 años que Miguel Ropero, profesor titular de la Facultad de Filología de la Hispalense, tuvo que elegir tema de investigación para su tesis doctoral. "La coyuntura y la imagen que en aquel tiempo tenía el flamenco me obligó a hacer alguna triquiñuela. Era la época de esplendor del estructuralismo y tuve que darle un título riguroso y científico como fue el de Estructura léxico semántica en el lenguaje del cante flamenco", dice el propio Ropero.

Efectivamente eran las primeras aproximaciones y había que andar con cuidado. Hoy en día, nadie cuestiona el hecho de que una de las funciones fundamentales de la universidad sea investigar, conocer y hacer que la gente piense sobre su propia realidad, su pasado, su existencia y su producción como pueblo. "Ese ha sido precisamente el sentido último del flamenco. Narrar la historia de un pueblo que durante muchos años y debido al analfabetismo, no encontró otra forma de contar su historia que cantar sus penas, sus alegrías, la riqueza, el amor, la muerte y en definitiva, la vida cotidiana de un pueblo", asegura la profesora Cruces.Todas las propuestas de investigación que se han llevado a cabo en la Hispalense han partido de la propia afición e inquietudes de los doctorandos. No existen asignaturas completas regladas, y su inclusión en algunos temarios ha tenido lugar en fechas muy recientes, casi siempre de forma extraordinaria en cursos de doctorado y, por supuesto, en asignaturas con títulos tan academicistas como Poesía popular andaluza cantada, Semiótica del flamenco o Antropología social del flamenco.

Eulalia Pablo Lozano sabe bien lo que se traen entre manos porque tuvo la oportunidad de ponerlo en práctica en el instituto de secundaria sevillano Martínez Montañés. "Realmente lo único que hice fue poner a funcionar como asignatura optativa una de las que entonces se llamaban EATP Eran unas clases de flamenco que impartí durante nueve años y su aceptación creció con el paso del tiempo; empecé con 10 alumnos y llegué a tener matriculados a 200 el último año que se ofertó", comenta esta profesora.

José Luis Navarro es especialista en Didáctica de las Lenguas Extranjeras. Sin embargo, a lo largo de su vida en la docencia siempre ha tratado de vincular su afición al flamenco con su trabajo. "Desde el principio tuve claro que mi línea de investigación respondía ante todo a mis propios intereses y aficiones. De no haber sido así nunca hubiese hecho nada, porque antes todo eran peros".

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A pesar de tantas dificultades y de haber visto desde el principio que el flamenco era considerado y tratado como un arte menor, su afición y su empeño han podido más que todas las dificultades y por eso hoy vislumbran, aún lejos, un futuro más acorde con sus deseos. "La investigación y su difusión es la única manera de hacer que el flamenco sea algo más que un disco que se compra en el Corte Inglés", dice uno de estos flamencólogos.

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