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Microsoft asegura que el asalto pirata sólo afecta a sus futuros programas

Los expertos ven inaudito que la empresa no se protegiera contra un ataque informático

Microsoft ha reconocido que el ataque de piratas informáticos a sus ordenadores más protegidos se prolongó más de un mes, pero también trata de restarle importancia y asegura que el asalto no afectará a los usuarios porque los daños se limitan a los programas que ahora tiene en desarrollo. Sin embargo, todos los expertos en seguridad informática consideran inaudito el hecho de que la compañía no estuviera preparada contra un ataque de este tipo.

Retazos del 'código puente'

El equipo de relaciones públicas de Microsoft se emplea a fondo en tratar de demostrar que el ataque de los piratas informáticos, que trascendió el viernes, es poco menos que anecdótico. Según la compañía, el asalto se produjo a lo largo de seis semanas, y no tres meses como se dijo en un principio. Además, la empresa insiste en que los hackers no accedieron nunca a los secretos que podrían utilizarse para dañar los programas que la empresa ya tiene en el mercado, sino sólo a los de productos en fase de desarrollo.Esta afirmación puede hacer aún más daño a la compañía: si los piratas accedieron a la programación de productos futuros, con esa herramienta en la mano podrán ser capaces de saber cuál es la mejor forma de crear nuevas puertas de entrada cuando los programas se pongan a la venta.

Microsoft tiene actualmente dos productos en fase final de desarrollo: la nueva versión del paquete de aplicaciones Office (llamada Office 10) y la apuesta más importante de su historia en el sector de los sistemas operativos, con una nueva versión revolucionaria de Windows en la que se trabaja bajo el nombre clave de Whistler.

La empresa de Seattle detectó el asalto el miércoles pasado y decidió en un principio investigarlo por su cuenta. Horas después, consciente de la gravedad del ataque, pidió ayuda al FBI.

Fuentes de Microsoft aseguran que la compañía cerró durante 24 horas el sistema de acceso remoto a las redes internas que permite a los empleados trabajar desde sus domicilios; eso hace pensar que los piratas no entraron directamente en los ordenadores de la compañía, sino a través del ordenador de alguno de los empleados conectado desde su casa.

Paradójicamente, el FBI depende del Departamento de Justicia de EE UU, es decir, el mismo organismo gubernamental que persigue a Microsoft por supuesto comportamiento monopolista. No deja de ser una ironía que, cuando alguien roba su código fuente, Microsoft pida ayuda a quienes por la vía judicial tratan de obligarle a compartir ese mismo secreto.

El código fuente violado por los piratas es para Microsoft lo que para Coca-Cola es la fórmula secreta de su bebida. Los expertos dicen que ahí radica la gravedad del incidente: si el que roba la fórmula es un adolescente que juega a pirata informático, el saqueo es intrascendente; si el ladrón trabaja para otras empresas, el botín puede revolucionar el mercado.

Según Simon Perry, experto en seguridad de Computer Associates, el ataque informático supone de por sí "una pérdida significativa de su propiedad intelectual". Este analista cree probable que "dentro de poco veamos circular por Internet algunos retazos del código fuente de los programas de Microsoft", o incluso que se vendan al mejor postor. Perry, igual que otros conocedores del mundo oscuro en el que se mueven los hackers, afirma que si los piratas son buenos "no existe ni una tecnología capaz de detectarlos ni leyes claras para perseguirlos".Microsoft asegura que, llegado ese caso, los datos serían inservibles porque pertenecen a productos en desarrollo que apenas se parecerán a las versiones de trabajo que han sido asaltadas. Steven Vaughan, analista de ZDNet, es de otra opinión: "Que Microsoft nos diga ahora que el incidente es irrelevante se sitúa al mismo nivel de mentira que cuando Clinton nos decía que nunca había mantenido relaciones con Monica Lewinsky".

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