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La visita de Fidel Castro a Venezuela provoca las protestas de la oposición y los sindicatos

Esta vez es diferente; una parte de los venezolanos protesta por la quinta visita del presidente cubano, Fidel Castro, a este país; la otra le recibe entusiasta como siempre. Anoche, en la sede del Legislativo, Castro elogió los cambios políticos y económicos introducidos por Hugo Chávez en Venezuela y negó que éstos representen una copia del modelo cubano. "La revolución bolivariana puede alcanzar en menor tiempo el 70% de lo que ha podido lograr la revolución cubana", aseguró en un discurso que fue aplaudido por la mayoría partidaria de Chávez y boicoteada por la oposición.

En su segundo día de visita oficial a Venezuela, el mandatario cubano pronunció un discurso de hora y media de duración ante la Asamblea Nacional, donde fue recibido por los parlamentarios oficialistas, el cuerpo diplomático y los representantes del Gobierno de Chávez. En él dijo que para salir de la miseria en la que se encuentra el 80% de la población venezolana, es necesario erradicar el analfabetismo, mejorar la educación, brindar asistencia médica, crear empleo para todos y viviendas decorosas, reducir al mínimo el delito y eliminar la malversación de los fondos públicos. "Se dice fácil pero es difícil llevarlo a la práctica", reconoció al asegurar que con "la economía de mercado es posible".También recetó reforzar la seguridad en torno a Chávez, "lo digo yo, que tengo experiencia", recordó al mencionar las 600 conspiraciones que ha habido en su contra. "Hay en Venezuela un solo hombre capaz de dirigir un proceso tan complejo. Su muerte causado o accidental traería el caos".

Castro afirmó que el Gobierno de Chávez es el puente para la integración de América Latina y el Caribe. Y aseguró que pagará la ayuda petrolera con divisas, bienes y servicios. Este es, precisamente, uno de los puntos más polémicos del viaje, junto con el acuerdo de cooperación que ambos países firmarán al final de la visita de cinco días de duración.

Antes de ese acto en el Parlamento, Castro volvió a criticar el embargo económico que sufre Cuba por parte de Estados Unidos y se unió a la propuesta del presidente de Venezuela, quien defiende la creación de un nuevo centro de poder en América Latina, con el fin de evitar la hegemonía del Norte.

Esta visita cuenta con numerosos críticos, a diferencia de las cuatro anteriores, donde todo fueron parabienes. En la calle se suceden las manifestaciones; están previstas caceroladas de rechazo; algunos automóvilistas circulan con las luces encendidas en señal de protesta y las encuestas recogen un cierto desencanto.

En las anteriores visitas, la primera en 1959, la popularidad de Castro era inconmensurable y arrastraba ríos de simpatizantes; siempre parecía el centro de atención y todos querían tocarlo y fotografiarse a su lado, incluso los más acérrimos enemigos. Pero ahora es diferente. El rechazo resulta visible; sólo la izquierda y el entorno del presidente Hugo Chávez pugnan por acercarse al presidente cubano. La oposición está en contra del acuerdo alcanzado entre Chávez y Castro para regalar petróleo a la isla mientras Venezuela está sumida en graves problemas.

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La empresa encuestadora CECA acaba de hacer público un sondeo realizado en las ocho principales ciudades venezolanas; en este estudio hay algunas sorpresas: el 44% de los encuestados considera negativa la visita, frente a un 35% que la califica de positiva. El rechazo es mayor entre la clase social más pobre (62%) y entre los jóvenes (40%).

Los dirigentes de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) aprovecharon la llegada de Castro, el jueves, para exigir mejoras salariales y protestar contra la política laboral de Chávez, quien intenta eliminar la libertad sindical en un referéndum previsto el 3 de diciembre.

Los líderes de la CTV, como Federico Ramírez León y Carlos Navarro, han acusado a Chávez de imponer una central única sindical, como existe en Cuba y China. "Si tiene plata para regalar a Cuba [por el petróleo subsidiado], también debe tener dinero para pagar el salario de los trabajadores", sostienen.

Desde las primeras horas del día, diputados de la oposición, especialmente los de Primero Justicia, pusieron en marcha una peculiar campaña en la plaza Altamira, con el fin de recoger donaciones de cinco bolívares (una peseta). Los fondos recaudados fueron entregados por los opositores a los niños inválidos en las puertas mismas del Parlamento cuando entraba el presidente cubano.

Castro dedicó la primera jornada de su visita a recorrer las zonas devastadas por las catastróficas inundaciones de diciembre de 1999, que dejaron un panorama desolador, entre 25.000 y 50.000 muertos y desaparecidos. Castro abrió la jornada de ayer con un homenaje a la figura del Libertador, Simón Bolívar y la visita de los lugares bolivarianos de Caracas, antes de inaugurar la Casa de las Américas José Martí en la capital venezolana.

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