En desacuerdo

Fernando Henrique Cardoso, presidente del Brasil, va a recoger hoy el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional "en reconocimiento a su labor constante a favor del fortalecimiento de los valores democráticos, el perfeccionamiento de las instituciones y de la búsqueda del progreso y el bienestar de la población por el fomento de la enseñanza del idioma español en Brasil". Los que apoyamos la lucha de los miles de campesinos y campesinas del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil (MST) quisiéramos expresar nuestro desacuerdo con esta decisión, ya que la difusión del español, sin duda importante (aunque más para la expansión de las empresas españolas en Brasil que para la población brasileña), no merece un premio justificado por los valores democráticos, el progreso o el bienestar de la población.

La política neoliberal de su Gobierno presenta dos caras: la de la fuerte presencia internacional de un gran país emergente y la de las dificultades crecientes en la vida cotidiana de gran parte de los brasileños. Entre 1996 y 2000, Brasil pasó de la posición 58ª a la 74ª en la lista que refleja el índice de desarrollo humano del PNUD (Naciones Unidas). Esta reducción de la calidad de vida tiene lugar en el país que ocupa la primera posición mundial en desigualdad social, según informes recientes del Banco Mundial. Entre los grandes problemas brasileños se encuentra la cuestión agraria: una de las mayores concentraciones de la propiedad de la tierra en el mundo, que sigue aumentando, la violencia en el campo y la impunidad que la estimula. Según la Comisión Pastoral de la Tierra (organismo de la Iglesia católica), en los últimos 15 años fueron asesinadas 1.169 personas, entre trabajadores, sindicalistas, religiosos, abogados e incluso dos diputados. De todos estos casos, sólo hubo 58 juicios y tan sólo 11 condenas, de las que apenas tres culpables están cumpliendo pena. Este año, 10 trabajadores del MST han sido asesinados y otros 258 encarcelados.

La intransigencia del Gobierno se demostró una vez más la semana pasada, cuando la Asociación Nacional de Abogados de Brasil (OAB) y la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB) se retiraron de la mediación entre el Gobierno y el MST acusando al primero de no haber cumplido las promesas hechas a las familias de los campesinos acampados y de criminalizar al MST, tal y como publicó este periódico (20-10-2000).

De este modo mostramos nuestra indignación por la concesión de este premio a Cardoso, sobre todo al tener en cuenta que se han dejado de lado candidaturas como las de Amnistía Internacional - cuyos informes revelan graves violaciones de los derechos humanos en Brasil- o Greenpeace, organizaciones que sí contarían con el apoyo y respeto de una gran mayoría de los ciudadanos.- Miguel Serrano y 10 firmas más. Córdoba.