Bush refuerza su imagen presidencial arropado por el general Colin Powell
Apoyado por el general retirado Colin Powell, una de las cinco personas más populares de Estados Unidos, George Bush explicó ayer cuál sería su forma de gobernar. En la línea del también republicano Ronald Reagan, Bush sería "el líder de un equipo" en el que el afroamericano Powell, que fue jefe del Estado Mayor durante la guerra del Golfo, sería uno de los pilares, probablemente en el puesto de secretario de Estado. Así compensaría Bush su bisoñez.
En un discurso en Pittsburg (Pensilvania), Bush aseguró que él sería un presidente que "se rodea de gente capaz y la hace trabajar en equipo", que "carga con la responsabilidad de los errores y comparte los aciertos". Fueron alusiones directas al argumento con el que el gobernador de Tejas minimiza las críticas sobre su falta de experiencia en asuntos nacionales e internacionales, unas críticas a las que también tuvo que enfrentarse Reagan en su primera batalla por la Casa Blanca, en 1982.Para los que se inquietan por la juventud política de Bush, su equipo señala que gobernaría en la Casa Blanca como lo ha hecho en Austin: actuando como un líder que establece los objetivos de la política, encarga a expertos que trabajen los detalles y le sinteticen las alternativas y toma finalmente las decisiones. Dada su mayor brillantez intelectual y su mayor conocimiento de los temas, Gore, por el contrario, tendería a implicarse personalmente en todas las fases del proceso. Bush también subrayó ayer en Pittsburg que, frente a un Gore "dominado por el clima partidista que emponzoña Washington", él gobernaría como lo ha hecho en Tejas en los últimos seis años, "uniendo a demócratas y republicanos". Además de aportar a Bush su veteranía en asuntos militares e internacionales, Powell, respetado a derecha e izquierda, resultaría muy útil en esa búsqueda del bipartidismo.
En Florida, Bush había hecho campaña el día anterior con el ex preso de guerra en Vietnam y senador John McCain, que le puso en grandes dificultades durante las primarias republicanas. "Bush está completamente preparado para asumir las responsabilidades del presidente de EE UU", dijo McCain, poniendo también su gran prestigio en la balanza del gobernador de Tejas. McCain sigue negándose a desempeñar cualquier papel en un posible Gobierno de Bush, reservándose para futuras batallas por la Casa Blanca. Pero ya se percibe cuál sería la composición del equipo. Como vicepresidente, Dick Cheney, que fue secretario de Defensa durante la guerra del Golfo, aportaría serenidad, contactos y gran experiencia internacional a Bush. Haciendo toda una exhibición de esas virtudes, Cheney le ganó claramente a Joe Lieberman el único debate televisado entre los candidatos a la vicepresidencia.
Si Powell asume la cartera de Exteriores, otro miembro de la comunidad afroamericana, Condoleezza Rice, que ya trabajó en la Casa Blanca del padre de Bush como especialista en Rusia, podría hacerse cargo de la dirección del Consejo Nacional de Seguridad. La Secretaría del Tesoro parece destinada a Lawrence Lindsey, que fue miembro del Consejo de la Reserva Federal entre 1991 y 1997 y que es el teórico de la idea de que una rebaja general de impuestos inyectará nuevo brío a la primera economía del planeta.
Bush aprovechó su discurso de Pittsburg para zaherir indirectamente a Bill Clinton. "Los líderes deben predicar con el ejemplo", dijo en una aplaudida alusión a los escándalos del actual presidente demócrata. Presentándose como un candidato no sólo con sólidos valores morales, sino también principios políticos, Bush acusó a Clinton y Gore de haber gobernado durante ocho años "basado en los sondeos, en función de la dirección del viento".
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