_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tahúres burdos

El espíritu preolímpico que animaba a la concordia entre el gobierno municipal y la oposición se ha resquebrajado con doce años de antelación sobre la fecha prevista. Socialistas e izquierdistas unitarios han roto la baraja al enterarse, por los periódicos al parecer, de que la honrosa calificación de ciudad olímpica pasa por la no menos olímpica recalificación de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, en cuyos terrenos, que hoy no valen un euro, la empresa blanca tiene previsto construir cuatro torres de treinta pisos. Otro que también se enteró por los periódicos o por la televisión de cómo estaban las cosas fue el alcalde de Madrid, que, fiel a la máxima evangélica "que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda", reconoció no saber nada sobre la espontánea excursión de su segundo teniente de alcalde y responsable de urbanismo, Ignacio del Río, que se fue a Barcelona para presentar, por su cuenta y por sorpresa, la presunta maqueta del presunto pabellón olímpico, enmarcado entre los presuntos rascacielos de Florentino y el presunto diseño del logotipo preolímpico.La elección de Barcelona, en vísperas del Figo-derby, Barça-Real, no se sabe si fue una provocación madridista más o un tributo a la ciudad capital del diseño y de la vanguardia. O tal vez sólo fue una maniobra de despiste de don Ignacio para que ni la oposición ni el alcalde pudieran aguarle la fiesta. El alcalde no tuvo reparos en desautorizar a su intrépido concejal minimizando el alcance de su iniciativa. Se trata, explicó en presencia de su impaciente subordinado, de una maqueta indefinida que forma parte de un proyecto no terminado. Vaguedad de vaguedades en una nebulosa candidatura que hoy, con la ruptura del consenso por parte de la oposición, está más en el aire que nunca. Con sus prisas, Ignacio del Río ha destapado prematuramente la caja de los truenos y ha puesto a su jefe en el brete de tener que salirse una vez más por la tangente con su clásico estilo divagatorio, indeterminado e indefinido, como la maqueta.

Al alcalde de Madrid, cuenta EL PAÍS, no le gustan los rascacielos y el concejal Del Río le ha puesto cuatro pegados a la Castellana, una zona de expansión inmobiliaria, punto crucial del monopoly madrileño actualizado en la que también intenta colocar casas y hoteles su compañero de juego y de partido, pero rival sobre el tablero, Alberto Ruiz-Gallardón.

Juego de tahúres, o de trileros, como dijo la portavoz de Izquierda Unida, Inés Sabanés, una partida en la que todos guardan ases en la manga que hay que saber jugar a tiempo, sin precipitarse. Ignacio del Río, con su indiscreto farol, ha desvelado la jugada y ha puesto demasiadas cartas sobre la mesa, y ahora le toca a Álvarez del Manzano enfriar el juego y cambiar de estrategia.

Lo de menos es que al alcalde no le gusten los rascacielos, pues en la próxima maqueta, en lugar de cuatro torres de treinta plantas se ponen ocho de quince o diez de doce, y en paz, pues aún quedará sitio para ese pabellón circense, el Pabellón Arena, que a cambio de la colosal recalificación el club blanco cedería al Ayuntamiento.

Las decisiones importantes sobre el futuro de Madrid no se toman en los plenos, como sospecha la portavoz socialista, Matilde Fernández, las decisiones importantes se toman, como también sospecha la aludida, ante un grupo de empresarios, sin consenso y primando los intereses particulares de unos pocos frente al interés general.

Que triunfe o no triunfe la candidatura madrileña, es un asunto secundario, casi irrelevante; lo que cuenta es iniciar cuanto antes la recalificación y la construcción del citado pabellón olímpico, que se presenta como una baza importante para que el COI se decante a favor de Madrid como sede de los Juegos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Si triunfa la candidatura, todos contentos, y si no triunfa, también, porque Madrid habrá ganado un coliseo con 18.000 localidades, y el Real, unas plusvalías enormes que permitirán al club realizar fichajes astronómicos y dominar en todas las ligas y copas nacionales, intercontinentales e internacionales del deporte rey. Si sobra algo incluso podrían echarle una mano al Atleti de Gil, que anda muy necesitado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_