El Parlamento serbio aprueba un Gobierno de transición hasta las elecciones de diciembre
El Parlamento de Serbia, tras un largo tira y afloja de varios días, aceptó ayer por fin hacerse el haraquiri político y aprobó la formación de un Gobierno transitorio hasta las elecciones del próximo 23 de diciembre. El Gobierno transitorio está formado por una gran coalición: 11 ministros del Partido Socialista de Serbia (SPS), del derrotado ex presidente Slobodan Milosevic, cinco de la Oposición Democrática de Serbia (DOS), del nuevo presidente, Vojislav Kostunica, y cinco del populista Movimiento Serbio de Renovación, del tránsfuga político Vuk Draskovic.
El ultranacionalista Partido Radical Serbio (SRS), del caudillo Vojislav Seselj, boicoteó hasta el último minuto, con toda clase de trucos parlamentarios, la formación del Gobierno de transición. Los de Seselj acusan a la DOS de haber cometido "un golpe de Estado", del que no quieren ser cómplices. El parto resultó más doloroso de lo previsto y se necesitaron tenazas para el alumbramiento del Gobieno transitorio. Todos contribuyeron a la confusión en el pleno, convocado ya para el pasado sábado y que a duras penas concluyó ayer. La DOS se negaba a aceptar a un par de ministros de la lista del SPS por considerarlos muy contaminados por el régimen despótico de Milosevic. Como no tenían diputados, la DOS amenazaba con sacar de nuevo la gente a la calle y hasta la excavadora, si hubiese sido necesario, para lograr sus objetivos. Los del SPO, del tránsfuga Draskovic, se atravesaban porque en el acuerdo de gobierno no se fijaba por escrito el compromiso de destituir al siniestro Rade Markovic, jefe de los servicios secretos. Draskovic acusa a Markovic de haber instigado dos atentados contra su vida.
Para completar la ceremonia de la confusión, los ultranacionalistas del SRS se dedicaron a labores de filibusterismo con el fin de impedir la constitución del Gobierno. Se retrasaba así la disolución del Parlamento más allá del día de ayer, cuando se cumplía el plazo de 60 días necesario para convocar elecciones el 23 de diciembre. Los muchachos de Seselj dieron una exhibición de recursos de todo tipo. Primero pararon el pleno por un quítame allá esas cámaras de la televisión oficial serbia (RTS), que alegaban no tener equipos para retransmitir el debate. Luego, los del SRS sacaron a relucir a sus mejores tribunos, oradores aprendices de Demóstenes, que, según los avezados en la lengua, se confundían a la hora de las declinaciones con un serbio balbuceante. Para concluir, los 82 diputados del SRS abandonaron el Parlamento y lo dejaron sin el quórum necesario para adoptar resoluciones.
A duras penas se reclutaron por Belgrado los diputados necesarios, que votaron al fin el haraquiri por 133 votos contra uno. Si se considera que esto ocurre justo un mes después de las elecciones del 24 de septiembre, no queda más remedio que reconocer que los de las Cortes del franquismo tardaron mucho más. La velocidad de la transición en Serbia es muy superior a la española. Sobre todo con un Milosevic vivito y coleando y tratando de mover los hilos de su partido, el SPS, desde su escondrijo en su casa de Dedinje.
En el Gobierno de transición el SPS ocupa el cargo de primer ministro con dos viceprimeros ministros de la DOS y del SPO. Los cuatro ministerios considerados clave (Interior, Justicia, Información y Hacienda) tendrán una dirección colegiada de las tres fuerzas que forman el Gobierno. El primer ministro del Gobierno de transición es Molimir Minic, un hombre del aparato del SPS poco conocido y que no parece distinguirse por un exceso de luces. Minic declaró ayer: "La situación política y de seguridad surgida tras las elecciones es muy difícil. Una ola de caos y violencia recorre Serbia. El SPS aceptó este pacto con sus enemigos políticos para brindar a los ciudadanos un futuro mejor".
En los pasillos del Parlamento, tras jurar el cargo, Minic dijo: "Nos hemos preparado para resolver la crisis por medios políticos. Tendremos elecciones anticipadas. Estoy convencido de que el Gobierno podrá crear las condiciones para que regresen a Serbia el orden público y la paz y para que la economía funcione con normalidad". Y añadió: "Hoy adoptaremos la primera decisión: pedir al predidente Milutinovic que disuelva el Parlamento y se convoquen elecciones extraordinarias". Para Minic, la tarea más difícil será "resolver el problema de la calefacción y de la electricidad. Lucharemos".
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