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Reportaje:POLÍTICA CIENTÍFICA

Apuesta universitaria por los parques científicos

Las universidades españolas parecen haber encontrado una solución a parte de sus males. La constitución de parques científicos como instrumentos estratégicos para la promoción y transferencia del conocimiento se está perfilando como una respuesta a lo que desde diversos sectores se considera un estancamiento en la productividad científica. La propuesta está avalada por 21 proyectos, en distintas fases de gestación, que se reparten por todo el territorio.

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Muchos millones

Los parques científicos se definen como enclaves físicos generalmente vinculados a una universidad cuyo objetivo básico es favorecer la generación de conocimiento en distintas áreas a partir de la integración de intereses científicos, tecnológicos e incluso industriales. De algún modo, opina Luís Ramos, director de desarrollo institucional de la Universidad de Alicante y responsable del parque Medpark, su finalidad es establecer mecanismos para la "gestión del saber" que permitan "hacer productiva" la investigación que se genera en las universidades españolas.Estos mecanismos, abunda Ramos, responden a la definición de una estrategia que viene a "poner orden" en lo que ya existe. "Toda universidad", dice, "cuenta con una oficina de transferencia de tecnología, departamentos más o menos punteros y capacidad para prestar servicios o desarrollar proyectos vinculados con la industria". Con lo que no cuenta normalmente, agrega, es con una plataforma física y jurídica que promueva de forma específica la innovación y facilite el camino para que ésta llegue a la sociedad.

La generación de conocimiento, expone Joan Bellavista, vicepresidente de la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) y responsable de promoción del Parque Científico de Barcelona, es precisamente lo que justifica la puesta en marcha de este tipo de equipamientos, generalmente dotados de inversiones multimillonarias. "Hemos entrado en la era de la nueva economía"", dice. Y ello requiere, en su opinión, crear sinergias que permitan adaptar el saber producido en las universidades a "las nuevas demandas del mercado".Para Bellavista, la nueva economía está generando oportunidades no sólo en las tecnologías de la información, su motor inicial, sino también en biotecnología y, de forma más global, en biomedicina, especialmente en todo lo relacionado con las áreas de genómica, proteómica o bioinformática. En todas ellas, añade, una investigación básica "de calidad y competitiva" a nivel internacional es clave y los parques científicos son uno de sus mejores instrumentos. "Nuestra función es producir conocimiento, ciencia o tecnología, orientado a las posibles demandas". El parque científico, añade, favorece esa producción al tiempo que la conecta con los actores económicos.

La conexión, destaca Francisco Mancellán, vicerrector de Investigación de la Universidad Carlos III de Madrid y responsable de la promoción del parque Leganés Tecnológico, se consigue gracias a la "vinculación de la universidad con el entorno". El entorno se define en este caso a partir de la integración de la universidad, "donde se produce el conocimiento", la administración pública (local y autonómica) y empresas interesadas en el "desarrollo de procesos y productos".

El esquema se repite en prácticamente todos los parques científicos que se están creando. A una universidad de origen suele sumarse una administración, que financia en parte el proyecto, además de centros públicos de investigación, hospitales, áreas de servicios científico-técnicos, áreas experimentales y de servicios para la investigación y la comercialización de sus resultados, y zonas docentes. Aunque el modelo no es único, puesto que depende en gran medida de las áreas de excelencia de cada universidad, ni tampoco lo es su orientación final, que oscila entre la producción de ciencia básica orientada y el desarrollo de tecnología, pasando por la prestación de servicios y la promoción de empresas de base tecnológica, lo que sí se repite en todos los casos, según Bellavista, es la doble voluntad de generar espacios acordes con las necesidades de investigación de los grupos universitarios, incentivar el uso de equipamientos científicos por parte de las empresas del entorno, y dar cabida a iniciativas empresariales vinculadas a las nuevas tecnologías. A estos objetivos, Mancellán añade la necesidad de evitar la "descapitalización de las universidades" debida a la pérdida de cerebros que abandonan la investigación para pasar a la industria o para emigrar a otros países.

Un modelo sin terminar

Los parques científicos cuentan con una larga tradición internacional, sobre todo en la Europa del norte y en Estados Unidos, donde se han constituido en verdaderos polos de atracción no sólo de científicos sino también de iniciativas empresariales vinculadas a la tecnología de punta. De todos los proyectos en marcha, es el impulsado desde la Universidad de Barcelona (UB) el que más similitudes presenta con el modelo internacional y el que más pronto va a abrir oficialmente sus puertas (en enero). Gestionado por una nueva fundación ha abierto las puertas a grupos punteros de la propia UB, además de a grupos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Su objetivo, para cumplir el cual cuenta con hasta 60.000 metros cuadrados de equipamiento científico y de servicios y cerca de 14.000 millones de pesetas, es priorizar la investigación en moléculas activas, especialmente en el campo de la biomedicina y la biología molecular de plantas. También dará cabida a laboratorios de investigación de empresas del entorno, sobre todo farmacéuticas y biotecnológicas, y favorecerá la creación de nuevas empresas de base tecnológica con ayuda de la Fundación Bosch y Gimpera, encargada de vehicular la transferencia de tecnología de la UB. La única sombra que planea en su modelo, todavía en discusión, es qué va a ocurrir con los departamentos universitarios. Esto es, de qué modo van a reorganizarse ante el traslado de sus grupos punteros al parque científico, cómo va a repercutir en su financiación y de qué manera se reequilibrarán los espacios, las infraestructuras y las cargas docentes.

Pese a ello, en el ánimo del Parque Científico de Barcelona, señala Joan Bellavista, uno de sus responsables, está constituir "un gran portal del conocimiento" que eleve el nombre de Barcelona a la vanguardia de la ciencia.

Indefinición ministerial

La falta de definición del Ministerio de Ciencia y Tecnología en lo que refiere a la promoción de parques científicos centra buena parte de las críticas de sus promotores. Pere Brunet, uno de los responsables del Parque de Pedralbes, en Barcelona, entiende que es necesario que los responsables del nuevo ministerio "se acaben de aposentar", aunque no olvida tampoco en la última década los gestores no se han definido claramente.

De la misma opinión es Francisco Mancellán (parque Leganés Tecnológico), para quien los parques se están configurando como un elemento clave para el sistema I+D+I sin que nadie, a nivel ministerial, se haya manifestado todavía al respecto. "Nadie ha tomado cartas en el asunto", se lamenta. "No hay una política clara de apoyo y (los parques científicos) se han dejado al libre albedrío del mercado".

Luis Ramos, desde Medpark, en Alicante, añade cuestiones de concepto. "Las universidades venimos actuando desde hace un tiempo como parques científicos", afirma. De lo que se trata ahora, indica, es de dotarlos de espacio físico y entidad jurídica para potenciar una actividad que "ya es habitual". Medpark está librando una batalla con la Generalitat valenciana por el planeamiento urbanístico de la zona donde debe construirse, que ha paralizado el proyecto. "Espero que se imponga el sentido común", concluye Ramos.

Jordi Camí (Parque de Investigación Biomédica de Barcelona) alude a la "herencia" que ha recibido el nuevo ministerio como posible explicación a la falta de apoyos claros desde el gobierno. Una herencia que se traduce en el problema global de la ciencia española y que puede estallarles "como una bomba atómica". Los parques científicos, opina, podrían constituir una solución ya que "están definidos como la suma de recursos procedentes de organismos y administraciones diferentes", de modo que "son una apuesta" por la investigación y la promoción del conocimiento. "En el ministerio todavía no han apostado por ello", acaba.

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