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Un policía acusa a Haider de haberle sobornado para espiar a la oposición

El que dio la alarma fue el agente de policía Josef Kleindienst, uno de los más implicados. Desveló una trama de espionaje y corrupción que podría conducir a la ruina del ultraderechista Jörg Haider y su Partido Liberal (FPÖ), que gobierna Austria desde febrero en coalición con los conservadores. Tras mencionar los primeros detalles en un libro titulado Confieso, el oficial, de 37 años, tendrá que sentarse en el banquillo de acusados para probar que él y otros de sus colegas fueron sobornados sistemáticamente desde hace 10 años por altos funcionarios de la extrema derecha para extraer clandestinamente informaciones comprometedoras para adversarios políticos. El canciller, conservador, Wolfgang Schüssel, se abstiene de comentar el caso hasta que la justicia lo haya esclarecido. Con el mismo argumento, los dos partidos coligados en el Gobierno han impedido la formación de una comisión de investigación parlamentaria.

La televisión pública ORF tuvo que defenderse con firmeza de "la presión insoportable de los partidos del Gobierno, que llegó hasta la intimidación", según lo describió el consejo de redacción. El jefe del grupo parlamentario del FPÖ, Peter Westenthaler, acusó a la televisión de emitir "mentiras" y la criticó por ser "el último refugio de la izquierda".

Kleindienst mantuvo 10 años su devota lealtad a Haider. Fue siempre un policía muy meticuloso y a veces brutal. Era de los que golpeaba a los detenidos, según confiesa en el libro.

"Nos encargaban hacer desaparecer denuncias contra miembros del FPÖ, pero lo más frecuente era introducirnos sin permiso en el sistema electrónico de información policial (EKIS) para buscar antecedentes comprometedores que permitieran debilitar a adversarios políticos", denuncia.

En su nueva función de héroe solitario no se cansa de citar nombres de perseguidores y perseguidos. Fueron espiados alrededor de un centenar de personajes, entre ellos el líder socialdemócrata Alfred Gusenbauer, el presidente de la organización católica de Cáritas, algunos artistas, defensores de derechos humanos y periodistas críticos. Ya facilitó más de media docena de nombres de colegas que formaban parte de la red de espionaje y aclaró que recibían un mínimo de 720.000 pesetas anuales de soborno a través del gremio sindical del FPÖ. La policía de Finanzas está investigando cuentas bancarias.

Aunque no oculta haber sido un eslabón clave en la red policial corrupta, Kleindienst también asegura que no se arrepiente de nada. Se sabe culpable, pero no es un "arrepentido". Delata a sus viejos compañeros, pero niega actuar por venganza . Sostiene que su confesión es fruto del hastío. El antiguo seguidor de Haider dice ahora que "detrás de su apariencia de hombre generoso, Haider esconde su verdadera naturaleza de misántropo".

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