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Festival de Otoño 2000

Ute Lemper actualiza el descaro del cabaré alemán con su espectáculo 'De Weimar a París'

La cantante y actriz se desliza por el lado más transgresor y oscuro de la canción europea

Ute Lemper (Münster, 1963) ha trazado claramente su lugar en el mundo. En el escenario es cantante, actriz y bailarina. Ha hecho del cabaré berlinés de entreguerras el centro de su repertorio porque, como alemana, siente la responsabilidad de mirar hacia su pasado con responsabilidad. "Creo que soy la única alemana de mi generación que ha querido hablar del pasado nazi, del Holocausto y de la tremenda cultura de la época que se acalló", dijo ayer. Su espectáculo De Weimar a París, que incluye además temas de la canción francesa y contemporánea, abre hoy el Festival de Otoño de Madrid.

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A Ute Lemper le interesa poner el dedo en la llaga, algo que la canción contemporánea no suele hacer. "En el cabaré berlinés se hablaba siempre de temas polémicos, de la corrupción política, de sexo, del aborto, de la homosexualidad. Era un territorio para el pensamiento abierto y creo que es interesante conservar ese espíritu", afirma.Mujer fibrosa y espigada; de facciones afiladas y gran claridad en sus ideas, canta en tres idiomas, baila, actúa, pinta, escribe en diarios, publica ensayos y crea espectáculos a la medida de sus ideales artísticos y políticos.

Desde hace años aborda el repertorio del cabaré alemán de entreguerras -canciones que firman Hollaender, Goldschmidt o Spoliansky- con un estilo que le ha convertido en un de las más apreciadas intérpretes del género. "Las verdaderas canciones de cabaré no son musicalmente brillantes", admite. "La mayoría tienen más interés por las letras y la actitud que por su calidad musical. El ataque al público, el ser directas y punzantes, las declaraciones de libertad política y sexual y el coraje con el que trataban temas que eran tabú en la vida diaria les importaba más que la música. No son como las de Kurt Weill".

Ute Lemper describe su espectáculo De Weimar a París -que se representa hoy y mañana en el Teatro Albéniz de Madrid- como un viaje a través de un repertorio que abarca desde las canciones de Brecht y Kurt Weill, pasando por Jacques Brel, para terminar con Philip Glass. "Después de mi último disco, Punishing kiss, en el que canto temas de Nick Cave, Tom Waits, Elvis Costello y Philip Glass decidí hacer nuevos arreglos para los viejos temas de cabaré que interpretaba", dice. "Trabajar con autores contemporáneos más ligados al rock y las nuevas músicas me hizo cambiar de perspectiva y hacer nuevas versiones de ellos".Aunque empezó su carrera en el teatro musical con obras como Cats o el montaje Cabaret, de Jerôme Savary y más tarde Chicago, ahora busca asentarse en una propuesta más personal. "Lo que pretendo es ofrecer un espectáculo en el que yo tenga una total libertad en la interpretación y la elección de los temas, algo menos comercial. Para mí, como alemana de mi generación, es importente rescatar el repertorio de Weimar. Soy de las pocas que quieren mirar atrás, alzar mi condena a los nazis y hablar del Holocuasto que acabó con una gran cultura, como la que hubo esos años".

"Oficialmente Alemania es un país que mira hacia su pasado con corrección política. Pero los ciudadanos de a pie no han asumido la responsabilidad por esos hechos, no han valorado el Holocausto como el devastador crimen que fue, no hay arrepentimiento. No se hizo antes de la caída del muro y ahora es muy tarde. Ya no se habla de los viejos culpables. Yo nací en un vacío tremendo de responsabilidad frente al pasado", dice.

En el escenario, Ute Lemper se transforma en una especie de femme fatale. Un papel que la mujer actual siente, en ocasiones, más cercano. "La mujer fatal es alguien que está a cargo de su destino, de sus poderes, puede definir su sino y el de los que le rodean. Puede hacerlo con la mente, con su cuerpo o su intelecto. También existe la femme fatale anticuada, estilo Dietrich, con la boa. Pero es siempre una mujer sola, sin relaciones, alguien que no se somete a nadie. En Estados Unidos la sociedad es muy moralista y la mujer está más sometida a los papeles tradicionales, en Europa se es mucho más libre en ese sentido. Allá si dices lo que piensas eres una zorra, y si eres un hombre te aceptan. Pero yo hago lo que quiero y muchas mujeres de hoy también", señala.

La construcción de su carrera, por tanto, está del lado más transgresor. "Siempre fui una cantante para el teatro. Es ahí, lejos de las leyes de lo comercial, donde me siento libre. Estoy en un nicho, un pequeño nicho de teatro musical para un grupo reducido de gente. Un nicho que está vivo y que se expande desde los años ochenta. Con el último disco me salí un poco de él y entré, de alguna manera, a la escena del rock, con Nick Cave y Philip Glass. También me salí cuando hice musicales más comerciales, pero siempre vuelvo a ese nicho. Y eso me hace sentir bien porque soy fiel a mi misma y a lo que creo", afirma Ute Lemper. "Con el próximo disco vuelvo a sacar los pies del plato, pero estoy segura de que volveré a mi sitio".

Tampoco hay que olvidar sus trabajos en el cine bajo las órdenes de directores como Granier-Deferre, Greenaway o Robert Alman o la coreografía que hizo para ella Maurice Béjart.

Su próximo proyecto es un disco en el que ella ha compuesto y escrito todas las canciones. "Siempre pensé en hacerlo, pero todavía no había llegado el momento. Había antes tantas canciones que me interesaba interpretar que lo iba postergando. Pero por fin lo he hecho y ahora estoy grabando. Es un paso adelante, un trabajo más contemporáneo y personal. No tiene título todavía", añade.

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