Aeropuertos conectados RAMON ROGER I CASAMADA
El aeropuerto de Barcelona necesita el AVE. Lo hemos dicho y repetido. Ahora, al tiempo que insistimos, quizá convenga precisar por qué necesitan de este medio de transporte los aeropuertos de Cataluña. No sólo el de Barcelona y para el año 2004, también los de Girona y Reus. Reclamamos la línea de alta velocidad para comunicar las grandes poblaciones y para el sistema aeroportuario. El modelo que proponemos articula los tres aeropuertos catalanes en un sistema único, atribuyendo funciones específicas a cada uno de ellos. El de Barcelona deberá asumir los vuelos de larga distancia, una parte de la demanda generada en su vecindad y los trabajos de mantenimiento de aeronaves, es decir, deberá transformarse en un aeropuerto hub. Los aeropuertos de Girona y Reus deberán prestar apoyo y, por supuesto, atender también a sus respectivas áreas de influencia. París tiene tres aeropuertos; Londres, cuatro.Cataluña, un país diverso y complejo, necesita un modelo descentralizado para hacer frente al incremento del tráfico aéreo. Para desarrollar este sistema descentralizado, el tren de alta velocidad es una de las piezas clave. Ante la disyuntiva de construir un nuevo gran aeropuerto, una improbable y harto conflictiva cuarta pista en el aeropuerto de Barcelona, o de potenciar los aeropuertos ya existentes, optamos por esto último. Nos asisten razones económicas de peso, pero nos preocupa antes que nada prestar el mejor servicio. Tres aeropuertos que se complementan entre sí son más operativos y funcionales, permiten una mayor diversidad de tarifas, son más accesibles y cómodos para el transportista y para el viajero.
Pero la complementariedad requiere una rápida y fácil comunicación terrestre con los aeropuertos. La función de centro aéreo internacional que propugnamos para el aeropuerto de Barcelona no sería factible sin enlaces rápidos y directos con los otros dos; su función de servicio local requiere también un acceso por metro. Asimismo, de nada valdría facilitar a las compañías aéreas la posibilidad de operar en Girona o en Reus si sus clientes se viesen obligados a largos desplazamientos por tierra antes de empezar el viaje aéreo o al concluirlo. La duración de un trayecto se calcula hoy en día de puerta a puerta, y no por la duración del vuelo.
La estructura de nuestro territorio nos permite ambicionar este sistema aeroportuario descentralizado. La falta de planificación no debe hipotecar las previsiones de expansión y esperamos que esta legítima ambición cuente con el mismo grado de previsión y planificación que el Estado está mostrando ante el necesario desarrollo de un nuevo aeropuerto para Madrid.
Ramon Roger i Casamada es secretario de Actuaciones Concertadas del Departamento de Política Territorial.
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