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Reportaje:

¿Es prioritario conectar el AVE y el aeropuerto?

El futuro económico de Barcelona pasa por la conexión de puerto, aeropuerto y alta velocidad

La posibilidad de que el AVE no llegue al aeropuerto en el 2004 ha hecho saltar las alarmas de las administraciones catalanas. Por diferentes que sean los proyectos aeroportuarios del Gobierno catalán y el Ayuntamiento de Barcelona, ambos tienen algo en común: carecen de futuro sin la alta velocidad y las vías de ancho europeo.El alcalde de Barcelona, Joan Clos, y su equipo conciben un aeropuerto autónomo, desligado de la red española de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) y que compita con Madrid. Creen que el sistema actual privilegia a Barajas y perjudica a Barcelona, impidiendo que se convierta en un gran aeropuerto transoceánico.

El Gobierno catalán desea, por el contrario, un aeropuerto conectado con los de Girona y Reus, una especie de AENA catalana. Este esquema sólo funciona si los tres están conectados por la alta velocidad. Reus y Girona abastecen a Barcelona de pasajeros con destino transcontinental gracias a que con el tren las instalaciones quedan a menos de una hora de distancia.

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En la concepción municipal, en cambio, Barcelona no es el aeropuerto de Cataluña. Su área de influencia es mucho más amplia: llega por el sur hasta Valencia (desde donde los pasajeros llegan en el Euromed); por el este, hasta Zaragoza; por el norte, hasta Toulouse y Montepllier (Francia), siempre a través del tren de alta velocidad, que deja el viaje en menos de dos horas. Sin el AVE, los aragoneses basculan hacia Madrid y los franceses hacia París.

El recorrido que hace el tren al pasar por el aeropuerto para entrar en Barcelona supone ocho minutos más que si se acorta por Cornellà y, desde luego, es mucho más caro. Para saber si compensa hay que sopesar el número de pasajeros que tendría El Prat como origen o destino. Las autoridades catalanas sostienen que compensa y van más allá: sólo si el AVE llega al aeropuerto, dicen, éste se convertirá en una instalación de primer orden.

Detrás del atajo pensado por el Ministerio de Fomento, tanto el Ayuntamiento de Barcelona como el Gobierno catalán ven una segunda intención: mantener El Prat como un aeropuerto regional, mediterráneo, quizá con algunos vuelos hacia Oriente, pero siempre a la cola de Madrid. El AVE hasta el aeropuerto de Barcelona, por el contrario, quiebra el esquema de red de AENA.

El anterior ministro quería privatizar la red como tal y aducía que sólo así sería rentable, porque algunos aeropuertos resultan deficitarios. El equipo de Francisco Álvarez-Cascos no se ha pronunciado al respecto. El silencio sugiere que la privatización no es hoy una prioridad para el ministerio. El traspaso a las autoridades territoriales (locales y autonómicas) para que éstas asuman su gestión, tampoco.

Pero el AVE no sólo es la alta velocidad para pasajeros. Es también la vía de ancho europeo por la que circulan las mercancías.

Barcelona ha proyectado su futuro (y en ello, con discrepancias menores, coinciden las diversas administraciones catalanas) sobre una base logística amplia que coincide territorialmente en torno al delta del Llobregat. Ahí las mercancías llegan por el puerto y el aeropuerto y son distribuidas al continente por tren o carretera (y a la inversa). Barcelona compite así con Marsella y con Génova. Y en torno a este gran centro logístico se diseñan centros empresariales (el nuevo Poblenou, por ejemplo) vinculados al comercio y la investigación. El personal de estos centros necesita también moverse y lo hace en avión, en el tren de alta velocidad o en las dos cosas.

El crecimiento del aeropuerto de Barcelona es evidente. En septiembre casi había igualado el número de pasajeros que tuvo el pasado año en noviembre. Un aumento del 14%. En mercancías, sin embargo, es menor pero importante: el 6%. Y eso con trenes que tienen que cambiar de eje en Portbou para llegar a Hamburgo o a Rotterdam. Y sin apenas aviones directos a otros continentes. Pero todo esto tiene fecha de caducidad: el 2004.

Ayer mismo el consejero de Política Territorial, Pere Macias, pedía al PP que sea "patriota y juegue a favor de Cataluña y no se apunte a la banda de las excusas", defendiendo que el trazado del AVE pare por el aeropuerto de El Prat.

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