El tren no admite demoras XAVIER CASAS I MASJOAN
La llegada del tren de alta velocidad a Barcelona es un hecho histórico como lo fue en su momento la expansión del ferrocarril y la ejecución de los primeros túneles en la ciudad. Por lo tanto, para empezar, el debate supera lo estrictamente ferroviario. Igual que sucedió en el pasado, estamos ante la ejecución de una gran infraestructura que afecta a toda una ciudad, que además es la capital de Cataluña y formará parte de la red europea de alta velocidad. Las decisiones que se han de tomar sólo pueden estar basadas en la responsabilidad y en la ambición por superarnos. Éste ha de ser el punto de partida, que implica reconocer que la dimensión del proyecto exige consenso y voluntad para dar un paso más allá de las limitaciones que se presenten a priori. Las demoras pueden convertirse en costosas hipotecas.El crecimiento económico de Barcelona se sustenta en diversos ejes, todos ellos de vital importancia. Asistimos al pleno desarrollo de un aeropuerto que no cesa de crecer en número de pasajeros y que prevé una ampliación que debe triplicar su capacidad y conseguir servicios de primer orden. Y está la actividad del primer puerto del Mediterráneo, en imparable proceso de crecimiento y que pretende enlazar directa y eficazmente con el entramado logístico, económico e industrial europeo. Por eso consideramos irrenunciable que el tren de alta velocidad tenga una estación en el aeropuerto de Barcelona y el puerto disponga de ancho de vía europeo.
El aéreo y el tren de alta velocidad son dos sistemas de transporte claramente complementarios, y más si hablamos de un aeropuerto con carácter internacional, por tanto, de vuelos intercontinentales diarios que se nutren de un mercado potencial situado a unos 300 kilómetros a la redonda de la instalación aeroportuaria. Estas dos infraestructuras son básicas y, combinadas, imprescindibles para el desarrollo económico de la ciudad de Barcelona y para toda su región metropolitana.
En España hay un solo aeropuerto internacional distribuidor de vuelos intercontinentales. El de Barcelona, por su situación geográfica y por su demanda, por el potencial de negocios y económico de las ciudades de su entorno, debe convertirse en un aeropuerto de estas características. Y para que así sea, es imprescindible que la línea de alta velocidad ferroviaria incluya el aeropuerto en su trazado principal. Todas estas cosas están en juego. Todas estas cosas nos llevan a considerar inaceptables muchas de las propuestas que el Ministerio de Fomento ha sometido a exposición pública. Todas estas cosas nos llevan a plantear, de forma razonable, rotunda y responsable, alternativas viables y muy preferibles a las del Gobierno.
Xavier Casas i Masjoan es primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona.
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