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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Atención primaria

En este país hubo una reforma en la atención primaria hace unos 20 años; se pretendía con ella dotar a este nivel asistencial y a sus usuarios de una dignidad y calidad que como mínimo, empezaban a echarse en falta, desaparecían los numeritos y las personas dejaban de ser rebaños y se anunciaban por su nombre. Del mismo modo se incorporaban labores de prevención y promoción de salud, investigación etc...Y los centros de salud crecieron y se propagaron, llenando el panorama asistencial de nuestro país, y la sociedad los asumió como propios y se sintió orgullosa de ellos. Pero hubo un reino, país o Comunidad que permaneció al margen de esta reforma y en numerosas circulares emanadas de directores de atención primaria, siempre enmarcadas en su exceso de celo profesional, elaboró lo que podíamos llamar la contrarreforma del sistema de atención primaria; de tal manera entendió, que la diferencia del sistema reformado consistía en emplear siete horas en atender a los 90 pacientes que antes se veían en dos horas y media, que eso de la prevención y la promoción sólo era vicio y excusas para perder el tiempo. Tiempo que se debía emplear en contener el gasto farmacéutico, que en esta comunidad se encamina hacia el infinito y más allá. Casi lo mismo que les pasa a algunos cupos médicos, que hace dos semanas estaban por encima de los 2.000 usuarios (y subiendo), tan alejados de la media de 1.549 que tiene esta autonomía, pero ya sabemos que estos sólo son casos puntuales, que las medias son las medias y no son calcetines.

Ahora, empezamos, aunque sólo sea en "casos puntuales", a plantearnos una disyuntiva: si empleo cinco minutos en atender a cada paciente incumplo la normativa europea que dice que no debo trabajar más de 40 horas semanales (más que nada para ver de disminuir el paro que asola nuestra profesión). Y en estos menesteres me veo; ¿aplicar la norma o no traicionar a mi conciencia? En el fondo todo se reduce a un deseo: que más quisiera yo, y mis pacientes, que tener cinco minutos para atendernos.-

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