Vuelta a la senda del crecimiento

78.000 millones facturan los fabricantes vascos de muebles, que vivieron una profunda crisis entre 1993 y 1996

Los años negros han quedado atrás y desde 1994 el sector vasco del mueble ha retomado la senda del crecimiento. Tras un trienio de profunda crisis, entre 1993 y 1996, los números rojos han pasado a la historia. Pero, pese al avance, esta actividad industrial sigue teniendo deficiencias que pueden amenazar su competitividad futura. Un dato: sólo un centenar de las mil firmas fabricantes de muebles del País Vasco tienen más de nueve empleados y las prácticas casi artesanales son habituales en esas cerca de 900 microempresas que conforman el grueso del sector.La tremenda atomización es una de las debilidades de esta actividad. Y a ésta se une la falta de cualificación del personal, por la avanzada edad media de los trabajadores, el escaso nivel de subcontratación, el dominio del mercado por los distribuidores y la escasez de marcas fuertes. En resumen, un cuadro de partida muy malo para afrontar con garantías la creciente concentración en el sector de la distribución, las presiones medioambientales y la competencia de los fabricantes de Asia y del Este de Europa.

Pero las empresas del mueble vascas también cuentan con algunas bazas. Tienen una gran capacidad de decisión propia, porque la mayoría de los fabricantes son de origen y capital locales, un alto nivel de flexibilidad y de adecuación al mercado, disfrutan una posición competitiva en materias primas y disponen de una adecuada infraestructura tecnológica.

Este último punto, el de la innovación tecnológica, no es casual. El Gobierno vasco actuó sobre el sector del mueble con el Plan de Relanzamiento Excepcional (PRE) puesto en marcha a mediados de la década de los 80. Este antiguo plan de ordenación contribuyó a adecuar las plantillas de las empresas, a aumentar las inversiones y a favorecer acciones conjuntas en investigación, diseño y exportación. Pero, sobre todo, el PRE contribuyó a crear un nuevo estilo empresarial en el sector, cuyo máximo exponente es el centro tecnológico del sector del mueble Cidemco.

Esta entidad, que funciona en Azpeitia desde 1989, ofrece a los fabricantes de muebles y al sector maderero servicios de I+D (innovación y desarrollo) que han mejorado los productos finales que salen de los talleres vascos. Aunque nació con dedicación específica, Cidemco ha abierto ahora sus servicios tecnológicos a los sectores de construcción y químico.

Por provincias, Guipúzcoa es la más representativa; acoge al 56% de las empresas y el 55,4% del sector vasco. Pero esta es una actividad que también se puede estudiar comarcalmente. Los fabricantes de mobiliario se concentran en la comarca guipuzcoana de Urola Costa, en la vizcaína de Las Encartaciones y, en Álava, en Vitoria y Valle de Ayala.

El 53,2% de las empresas se dedican a la fabricación de muebles domésticos, de jardín y otras actividades como la restauración, el acabado y la reparación. A bastante distancia se sitúan los fabricantes de muebles de oficina, que representan el 20,2%, y los de mobiliario de cocina y baño, con un peso del 18,3%.

Sin embargo, son los productores de mobiliario de oficina del País Vasco los que más aportan al conjunto del sector español. Concretamente, su participación supone el 15,9% del empleo y el 18,4% del valor añadido generado en toda España. Y es que es este subsector el que concentra las empresas de mayores dimensiones.

El aumento de las exportaciones, que alcanzaron en 1997 los 14.325 millones de pesetas, ha animado el crecimiento de este sector en los últimos años. En 1999 las ventas internacionales de los fabricantes de muebles españoles superaron los 227.000 millones de pesetas y el consumo de mobiliario fabricado en España se disparó un 36% en el Reino Unido, un 28% en EE UU, un 6,34% en Francia y un 20% en Portugal.

Pero en estos momentos los factores que justifican las buenas expectativas para el sector son la coyuntura económica y el aumento de la demanda del mercado interior. Los fabricantes de muebles, que representan el 4% del empleo y el 2% de la producción del sector industrial vasco, afrontan el futuro con optimismo. Y es que tienen la cartera de pedidos repleta de trabajo por hacer.