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Helicópteros israelíes destruyen objetivos estratégicos del Gobierno palestino

La Autoridad Palestina (AP) se ha quedado sin fuerza naval en media hora. Los helicópteros israelíes bombardearon ayer las instalaciones portuarias y de la policía naval de Yasir Arafat en Gaza, destruyendo la totalidad de su modesta flota, compuesta hasta ayer por cinco patrulleras de pequeño tonelaje, y haciendo saltar por los aires el cuartel general de la Marina. Aunque estos navíos no representaban un riesgo potencial para Israel, el ataque tiene un objetivo claro: demostrar a los palestinos las devastadoras consecuencias de una eventual confrontación abierta.

Ataques "muy limpios"

La operación militar llevada a cabo ayer por los helicópteros israelíes provocó el pánico de la población civil palestina y del propio presidente Yasir Arafat, que en aquellos momentos se encontraba en su residencia oficial de Gaza, situada a 500 metros. En el instante del ataque, Arafat acababa de finalizar una entrevista con el director de la CIA (el servicio secreto estadounidense), George Tenet, quien se encuentra en la región intentando mediar entre los diferentes servicios de seguridad un alto el fuego.Los guardaespaldas del presidente palestino, la llamada Fuerza 17 compuesta por dos centenares de militares de probadísima fidelidad al líder, lo trasladaron de inmediato a un lugar oculto, presumiblemente en el subsuelo del palacete, donde permaneció hasta el fin de los bombardeos.

El líder de la OLP reapareció horas más tarde para visitar a pie, y acompañado por un impresionante cinturón de seguridad, los lugares dañados por los bombardeos israelíes. El presidente acudió, asimismo, al hospital Sheba, el más importante de la ciudad, donde fueron hospitalizados los tres únicos heridos víctimas de la incursión área. Las autoridades palestinas desmintieron de manera categórica las informaciones de la propia radio oficial palestina en las que aseguraba que el ataque había causado, sólo en la franja de Gaza, 30 muertos, la mayoría de ellos miembros de los cuerpos de seguridad.

Los helicópteros de combate, antes de regresar a sus bases en el interior de Israel, destrozaron un cuartel de los Tanzim, el brazo armado del partido gubernamental Al Fatah, motor de la Intifada, y principal sostén de Arafat dentro de la OLP.

Pero los aparatos israelíes se ensañaron especialmente con el malecón del puerto de Gaza, que sirve tanto para la pesca como para las actividades deportivas, y el único existente en los territorios autónomos palestinos. Este puerto, que fue construido tras años de esfuerzo, quedó muy dañado en la parte sur, la más cercana a la playa.

Asimismo, quedaron inutilizadas las instalaciones que dan soporte a una plataforma marítima de extracción de gas, cercana a la costa, orgullo de la todavía inexistente industria palestina, descubierto y puesto en funcionamiento recientemente con el apoyo de la compañía británica del gas.

El descubrimiento de este yacimiento provocó en su día la ira de las autoridades israelíes que aseguran que dicha bolsa de gas les pertenece, iniciando un pleito judicial contra la Administración civil de Arafat.

Los reiterados bombardeos con armas de gran precisión al puerto de Gaza provocaron el pánico de la cercana zona residencial, donde se levantan los hoteles más importantes y lujosos de la franja de Gaza. Esa zona, conocida como el Manhattan de Gaza, vivió instantes de angustia, mientras los clientes de los hoteles buscaban refugio debajo de las escaleras.

"Sabían muy bien dónde había que bombardear. Lo han hecho de una manera muy limpia", aseguraba ayer desde la zona un empleado de uno de los hoteles próximos a la playa, después de haber seguido desde los ventanales del comedor las maniobras y los vuelos de los helicópteros y los intentos desesperados de las patrulleras palestinas por responder a los ataques.Gaza se recupero rápidamente de sus heridas. Desde un rincón de la ciudad, el jeque Ahmed Yasín, dirigente espritual del movimiento integrista Hamás, llamó a sus seguidores a salir a la calle e insistió en la necesidad de continuar la "guerra santa contra Israel".

Yasín horas antes había recibido con entusiasmo la liberación, por parte de la Autoridad Palestina, de medio centenar de sus militantes, como compensación por su apoyo a la dirección de la nueva Intifada.

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