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Un estudio de la Universidad de Barcelona revela que el Guadalquivir está contaminado por metales

La contaminación de metales pesados en el estuario del Guadalquivir persiste y algunos valores presentan niveles elevados, por encima de los límites legales para varias especies marinas. Así lo dictamina un informe elaborado por la Universidad de Barcelona, que encargaron Ecologistas en Acción y el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Hasta ahora, la Consejería de Agricultura y Pesca prohíbe la captura y comercialización de ostiones, cangrejos, bocas de fango y galeras del estuario pero no ha tomado medida alguna respecto a langostinos y chocos que, según el estudio, superan los límites legales.

Salud niega que haya riesgo

Las muestras analizadas por investigadores de la Universidad de Barcelona fueron tomadas el pasado mes de mayo en tres puntos: la playa de Bonanza, frente a Sanlúcar de Barrameda; en La Lancha, un poblado de pescadores situado dentro del Parque Nacional de Doñana, debajo de la zona de Entremuros; y de especies procedentes directamente de las barcas de pesca artesanal en la zona. Se estudiaron siete especies de la fauna marina (coquina de fango, cangrejos de boca, camarones de marisma, acedías, boquerón, langostinos y chocos) y la cantidad de manganeso, cobre, zinc, cadmio, plomo y arsénico que contenían. Según los datos hechos públicos ayer por Ecologistas en Acción, los valores son similares a los que reflejaba el último informe (mayo de 1999) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre las consecuencias del desastre ecológico en el valle del Guadiamar, salvo la concentración de cinc (el metal preponderante en el vertido) que ha descendido. Los estudios del CSIC ya revelaron una presencia significativa de metales en el estuario, aunque descartaron que esa circunstancia se debiera en exclusiva a la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar.

Algunos de los valores que parecen "más preocupantes" a los ecologistas son las 74,2 partes por millón (ppm) de cobre en los chocos o los 42,9 ppm de este mismo metal en las cabezas de los langostinos; el límite establecido por una orden ministerial de 1991 (aún vigente) es de 20 ppm de cobre para la pesca y los productos de la acuicultura. El cobre es el único de los metales al que Ecologistas en Acción reconoce otra posible procedencia (los pesticidas), pero respecto a los demás, su portavoz, Daniel López sostuvo que "su origen es clarísimo: el vertido de Aznalcóllar".

Los chocos alcanzan una concentración de 1,27 partes por millón de cadmio, frente al límite establecido en una parte por millón; y el plomo roza el límite en los cangrejos de boca.

El valor "más peliagudo" para la asociación ecologista es el del arsénico, que no está incluido en la tabla de limitaciones legales, aunque se trata de la sustancia más tóxica y peligrosa de todas. Los chocos, de nuevo, concentran hasta 8,16 miligramos por kilo de esta cantidad; el cuerpo de los langostinos 3,26; y las acedías, 1,13. En la legislación de otros países, el límite establecido es de 4 miligramos por kilo (o partes por millón).

Fuentes de la Consejería de Salud recordaron ayer que este departamento, a raíz del vertido tóxico en el Guadiamar, puso en vigor un plan de seguimiento de los niveles de metales en cerca de 200 alimentos de la zona. Según Salud, este control supone la realización de muestreos periódicos en lonjas y mercados y lleva a la inmovilización de cualquier partida que supere los límites legales, informa Alejandro Bolaños. Estas fuentes destacaron que el estudio de la Universidad de Barcelona se ha realizado con muestras en el medio acuático y no sobre moluscos y pescados destinados a ser comercializados. López advirtió de que el resultado del informe es "indicativo", al entender que para certificar la presencia de los valores que recoge el informe es necesario ampliar el muestreo y las estadísticas. "No queremos demostrar nada, sólo pedir que se corroboren y se amplíen estos análisis y que, a partir de un muestreo más fino y detallado, se adopten las medidas necesarias". Los ecologistas criticaron a la Consejería de Medio Ambiente, a la que acusan de no haber publicado un nuevo dato sobre el nivel de contaminación del estuario del río desde hace un año y medio. "Parece que se ha cubierto este asunto con una manta y que existe una conspiración de silencio", concluyó López.

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