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Las madres de un pueblo de Badajoz dan clase a sus hijos como protesta Unos 4.000 alumnos siguen sin escolarizar en Extremadura por decisión de sus padres

"Un mal menor"

Un grupo de 12 madres de Guadalperales (Badajoz), uno de los 15 pueblos de Extremadura que se han negado este curso a que los niños de sus localidades fueran al colegio, han empezado a dar clase de primaria, 1º y 2º de ESO a un centenar de niños de su municipio en la Casa de Cultura, a pesar de que la mayoría no tiene formación docente. Unos 4.000 niños siguen sin escolarizar este curso en Extremadura para presionar a la Junta para que construya institutos en los pueblos o mande maestros para los niños de 12 y 13 años, que ahora tienen que desplazarse a institutos de secundaria de localidades cercanas.Guadalperales es una población de 800 habitantes surgida a finales de los años cincuenta al abrigo del Plan Badajoz, el escaparate agrario del régimen franquista. Entonces se vendieron parcelas de cuatro hectáreas a las familias, lo que permitió que la zona se fuera poblando. El temor actual de esas mismas familias es que el municipio se quede sin población nuevamente.

Éste es el argumento que defienden las madres de Guadalperales que todas las tardes, de cuatro a siete, se convierten en entusiastas maestras en los locales de la Casa de Cultura. Una de ellas, Lorenza Salguero, dice: "No sólo defendemos una reivindicación educativa, también la supervivencia del medio rural. Puede que no logremos nada, puede que nos rindamos, pero quedará constancia que estamos en contra de que se despueble el medio rural".

Guadalperales no reivindica, como otros pueblos, la construcción de un centro de ESO. Su petición es más sencilla: que los niños de 12 y 13 años, que cursan 1º y 2º de ESO, permanezcan en el pueblo , sin necesidad de tomar cada día un autobús que les conduzcan hasta la vecina Acedera.

La abanderada del grupo es María del Carmen Sierra, que es diplomada en Traducción Francesa. "No pretendemos sustituir a los maestros y somos conscientes del retraso que la inasistencia a clase provoca en los niños, pero es un mal menor. Por eso, sin pretender suplantar a nadie, intentamos ayudar a los niños", explica. Margarita Sánchez Gómez, de 28 años, casada y con hijos de 8 y 9 años, es otra de las improvisadas maestras cuya formación educativa chocó contra el muro de la FP. "Me preocupa la situación, no veo solución. Nos gustaría que fueran a clase porque esto no es grato. ¿Que les privamos del derecho a la educación? Puede que sí, pero si a la larga no hacemos esto será peor para ellos. Luchamos por el medio rural".

Las jornadas terminan con la concentración de madres y niños ante el Ayuntamiento, después planificarán las tareas del día siguiente y vuelta a empezar. Desde Mérida, el consejero de Educación, Luis Millán Vázquez de Miguel, sigue guardando silencio sobre este nuevo pulso de las familias de Guadalperales a la Junta de Extremadura.

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