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Pujol acerca posiciones con Maragall y desdeña el pacto que le ofrece ERC

Francesc Valls

Mal día para los soberanistas de Convergència y peor para Esquerra Republicana (ERC). El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, echó un jarro de agua fría sobre sus cachorros nacionalistas al despreciar sin contemplaciones la propuesta de pacto que desde la tribuna le lanzó el secretario general de ERC, Josep Lluís Carod Rovira. Asegurado el apoyo del PP, Pujol se permitió en el segundo día del debate de política general en el Parlamento de Cataluña acercar posiciones con el líder socialista, Pasqual Maragall.

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El debate de política general ha cruzado su ecuador y en Cataluña nada cambia. Ayer, la oposición pasó por la tribuna de oradores pero la jornada terminó sin novedades: el conglomerado de partidos que no está en el Gobierno no rompió ningún plato.La sesión comenzó con suavidad. Pasqual Maragall hizo una doble oferta a Pujol. Por un lado, se mostró favorable a pactar la futura financiación autonómica y también a buscar un acuerdo en el tema de la inmigración. No faltaron algunas pullas, pero fueron daños coletarales. El líder parlamentario de los socialistas acusó a Convergència i Unió de haberse instalado en la mera rutina administrativa y de tener un país sin gobierno.

A pesar de sus propuestas de pacto, Maragall advirtió que todo tiene un límite si Pujol no concreta. "No andaremos mucho trecho con ustedes si sólo buscan soluciones para pagar las facturas de 2001 y no quieren reformar el marco general a medio plazo". Pujol le respondió, desde el escepticismo, que el Gobierno central "no quiere ni hablar con nosotros de la financiación si nos presentamos acompañados por la oposición". Sin embargo, cuando CiU ha llamado en solitario a la puerta del Ejecutivo de Aznar para hablar de financiación ha tenido la callada por respuesta. Así se encargó de recordarlo Pujol hace unas semanas, al reconocer que los intentos de reunirse con ministros para abordar la futura financiación habían fracasado. Por todo ello, aceptando la propuesta de los socialistas ayer en el debate, CiU no tiene nada que perder.

"Muy bien, me comprometo a llevarle a su despacho [al de Pujol] a Rodríguez Zapatero para que puedan tejer las alianzas que hagan falta", dijo categórico Pasqual Maragall. Y si el líder socialista garantizaba a Jordi Pujol un viaje conjunto hacia la futura financiación, el presidente del Partido Popular, Alberto Fernandez Díaz, apostaba en su intervención por mantener la estabilidad y, por tanto, al Gobierno de CiU.

En su intervención, el lider del PP catalán recordó a Pujol que es presidente gracias a los votos del Grupo Popular y que "Cataluña no necesita un giro independentista ni un frente nacionalista, sino un Gobierno que fije su futuro desde la responsabilidad". Pujol respondió a Fernández Díaz con más cordialidad que en anteriores ocasiones. Sin la familiaridad del socio, pero con corrección de buen vecino.

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Pujol reservaba para Esquerra Republicana la ducha escocesa de la jornada: si la oposición no rompía ningún plato ya lo haría él. Y lo hizo en la cabeza de los independentistas.

Palo a Esquerra

El secretario general de ERC fue, paradójicamente, el más dialogante y ofreció con gran solemnidad la posibilidad de un pacto programático y de gobierno. ERC tiene los 12 diputados -el msmo número que el PP- que necesita CiU para tener la mayoría absoluta en la Cámara. Pero Pujol le respondió con indiferencia e incluso con cierto desprecio al asegurar que Esquerra, a diferencia de populares y socialistas, no es fundamental para nada.Las palabras del presidente de la Generalitat cayeron en ERC como un jarro de agua fría en pleno invierno y en plena calle. Llevaban meses preparando la escenificación de ese gran acuerdo nacionalista. En julio, los republicanos habían afrontado una dura Conferencia nacional en la que las tesis de pacto con CiU, defendidas por Carod Rovira, obtuvieron un exiguo 61%. Pero el torpedo de Pujol fue también directo a la línea de flotación de los soberanistas de CDC.

En la reunión de la ejecutiva de CDC la semana pasada, la mayoría de las intervenciones, empezando el secretario general, Pere Esteve, fueron en el sentido de buscar un acuerdo con Esquerra. Pujol echó ayer tanta voluntad soberanista por la borda y dinamitó los puentes con ERC.

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