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Malestar en el Bolshói por las decisiones del nuevo director sobre el repertorio

Las autoridades presionan para que dimita el jefe del ballet, enfrentado con Rozhdéstvenski

El Teatro Bolshói parece estar maldito: la paz nunca acaba de reinar en la legendaria compañía. El flamante director artístico, Guennadi Rozhdéstvenski, ha tomado decisiones sobre el repertorio que han provocado polémica e incluso el enfrentamiento directo con el jefe del ballet, Alexéi Fadéyechev, al que ahora se presiona para que dimita. Las raíces del nuevo problema del Teatro Bolshói están tanto en la tradicional lucha por el poder como en la estructura misma del Bolshói, que es un teatro de ópera y ballet, es decir, donde coexisten dos compañías.

Argumento peligroso

Rozhdéstvenski, que como director de orquesta tiene numerosos compromisos, ya es calificado de "director virtual" del Bolshói, por donde, según las malas lenguas, casi no aparece. Lo cierto es que el director artístico está actualmente fuera del país y no regresará a Moscú hasta dentro de mes y medio.Nadie niega que Rozhdéstvenski es un gran especialista en ópera, pero su visión sobre lo que debe ser la compañía de ballet es, cuando menos, discutible, como lo demostró la presentación del nuevo director artístico: entre éste y la primera bailarina Nina Snaniashvili surgió entonces un acalorado debate.

Rozhdéstvenski, en el último momento, introdujo serias modificaciones en el calendario de actuaciones ya aprobado. Como resultado de estos cambios dictados por Rozhdéstvenski, la actual temporada es muy pobre en nuevos ballets: baste decir que, por el momento, lo único más o menos seguro es que Yuri Grigoróvich -el autoritario director que durante tres décadas condujo con mano de hierro los destinos del Teatro Bolshói- repondrá El lago de los cisnes.

Los programados estrenos de El corsario, de Bugaku de Balanchine, y de un espéctaculo con música de Bártok a cargo de Stanton Welsh han sido anulados sin explicación alguna. La expulsión de La hija del faraón -estrenada con gran éxito de público la temporada pasada, después de que el Bolshói consiguiera los derechos exclusivos por tres años- ha sido explicada por su "mala música", aunque Rozhdéstvenski ni siquiera vio el ballet.

Los especialistas consideran que el argumento es peligroso: siguiendo ese criterio, las próximas víctimas pueden ser Don Quijote o La bayadera, el mejor ballet de Petipa, cuya música, de Minkus, también está muy lejos de ser genial. El nuevo director sacó del reperterio, además, a Aniuta y El lago de los cisnes que había puesto Vladímir Vasíliev, el predecesor de Rozhdéstvenski al frente del Bolshói, lo que es comprensible debido a la calidad de esos espectáculos, pero también eliminó los premiados Sueños sobre Japón, con coreografía del talentoso Alexéi Ratmanski.Todas estas cosas referentes a las decisiones tomadas por Rozhdéstvenski sobre el repertorio del Teatro Bolshói fueron criticadas en una conferencia de prensa de Fadéyechev, después de la cual le han ordenado que renuncie a su cargo de jefe de la compañía del ballet del Bolshói.

Fadéyechev se niega a dimitir y denuncia "la violación de la libertad de palabra y la persecución por criticar" en el seno de la compañía. Pero son pocos los que piensan que pueda resistir por mucho tiempo en su puesto, y ya se rumorea que pueda ser reemplazado nada menos que por Grigoróvich, gran amigo de Rozhdéstvenski.

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