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Reportaje:

El esfuerzo de ser doctor

Javier Arroyo

En el curso 1998/99, 5.519 estudiantes se matricularon en estudios que les proporcionaron un título propio (máster, experto o especialista); algo menos del doble, 10.447, estaban enrolados en estudios de doctorado. El título de doctor sí es un título de posgrado de carácter oficial y homologable. La diferencia entre un doctorado y un máster es sustancial. Uno de los responsables de estos programas en una de las universidades andaluzas piensa que "en sentido muy amplio, los títulos propios son para gente más pragmática y los de doctorado para personas menos pragmáticas". El doctorado -el título oficial más elevado que otorga la universidad- es necesario para ser profesor universitario y otorga la "plena cualificación investigadora". Pero sobre todo, el doctorado, en su tramo final, es durísimo. Un título de doctorado cuesta, sin ninguna duda mucho más que las 500 horas del máster. Pasadas las 320 horas lectivas obligatorias, comienza la lucha con la tesis doctoral. Hay que buscar un tema inédito, plantearse un problema y darle respuesta al más alto nivel académico y científico posible. Ésto ocupará al doctorando varios años hasta dejarlo exhausto y al borde del ataque de nervios en los últimos meses de trabajo. Peor aún es en Francia (allí son contados los doctores), donde el aspirante a doctor ha de realizar una tesis en la que demuestre sus posibilidades investigadoras y otra, años después, en las que demuestre su madurez científica.

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