Boliden dejará en 2001 la mina que provocó la catástrofe ecológica en el entorno de Doñana
La filial española presenta suspensión de pagos para hacer frente a una deuda de 14.600 millones
La precaria situación financiera de Boliden Limited ha llevado a la multinacional sueco-canadiense a abandonar su explotación minera en Aznalcóllar, herida de muerte desde que su balsa minera reventó el 25 de abril de 1998 y provocó el vertido de 5,5 hectómetros cúbicos de agua ácida y lodo tóxico en el entorno de Doñana. La filial española, Boliden Apirsa, presentó ayer un expediente de suspensión de pagos para saldar la deuda que arrastra, unos 14.600 millones de pesetas, y "concluir sus operaciones de una manera ordenada". La empresa ya ha fijado su fecha de partida: octubre de 2001.
El Consejo de Administración de Boliden Apirsa ha decidido abandonar la mina sevillana apenas un año y medio después de que reanudara su actividad, tras el parón de doce meses provocado por la rotura de su balsa minera. Entonces, en abril de 1999, el presidente de la multinacional, Anders Büllow, viajó a Aznalcóllar para reafirmar con su presencia la apuesta de la empresa por la explotación. La Junta de Andalucía autorizó un plan para sellar la balsa accidentada y usar una antigua corta (mina a cielo abierto) como nuevo depósito para los residuos mineros; unas condiciones que permitían a Boliden explotar un nuevo yacimiento (Los Frailes) y garantizar la actividad durante al menos 10 años más."Es una decisión que se integra en un plan de viabilidad del grupo", argumentó ayer un portavoz de Boliden Apirsa. La multinacional acumula una deuda de 130.000 millones de pesetas y la filial española ofrece una cuenta de resultados pésima. Según un comunicado enviado ayer por la empresa, "las pérdidas desde enero de 1997 hasta la fecha ascienden a 19.644 millones de pesetas". Las cifras del primer semestre de este año (un resultado negativo de 3.100 millones) habrían decantado a los responsables de la multinacional (16 minas abiertas en cinco países) por deshacerse de la explotación sevillana.
La evolución reciente del precio del cinc (el metal más abundante en los yacimientos de Aznalcóllar) y la mala calidad del mineral que se extraía en la mina son otros argumentos esgrimidos por la empresa. En este año y medio han cambiado otras cosas: Anders Büllow ha dejado la presidencia de la multinacional y la factura por el vertido tóxico para la filial española supera ya los 16.000 millones. Eso sí, en este mismo periodo, Boliden Apirsa ha cobrado la mayor parte de las subvenciones públicas (unos 3.200 millones de pesetas), cuyo trámite quedó congelado mientras la mina estuvo parada.
El Gobierno y la Junta de Andalucía aprobaron en 1995 destinar 6.227 millones de pesetas a Boliden Apirsa para subvencionar la puesta en marcha del yacimiento de Los Frailes; el cobro de las ayudas se interrumpió el 25 de abril de 1998. Los responsables de Boliden advirtieron tras el vertido tóxico que los 3.200 millones pendientes eran imprescindibles para seguir en Aznalcóllar.
Subvenciones cobradas
Para cobrar las subvenciones, la explotación debía estar en funcionamiento y mantener un mínimo de 420 trabajadores en plantilla. Unas condiciones que Boliden cumplía en junio de 1999, dos meses después de la reapertura. Ahora, cuando anuncia el cierre, a la empresa tan sólo le faltan por percibir 450 millones de pesetas de la Consejería andaluza de Industria. "En el expediente de suspensión de pagos que hemos presentado en el juzgado, defendemos nuestro derecho a cobrarlos", afirmó el portavoz de la filial española.Con este expediente "y los ingresos generado por Boliden Apirsa hasta octubre del próximo año", la empresa pretende "pagar a sus acreedores" y "alcanzar acuerdos con sus trabajadores y empleados". La suspensión de pagos que será coordinada por los interventores que nombre el Juzgado de Sanlúcar la Mayor debe facilitar el pago de los 14.600 millones: la mayor parte (9.400) corresponden a deudas con la multinacional, 3.200 millones se deben a acreedores comerciales y el resto a bancos y administraciones públicas. "Boliden Limited ha anunciado que no puede realizar ninguna otra aportación en su filial española", explica el comunicado, que matiza que la multinacional explora la "posibilidad de vender" el nuevo yacimiento a otra compañía. "En ningún caso vamos a declarar una quiebra", aclaró el portavoz de la empresa, quien aseguró que los activos de la filial superan los 34.000 millones.
La empresa afirma que el mantenimiento de la actividad hasta el año que viene le permitirá concluir el sellado de la balsa siniestrada, terminar la limpieza de la zona y poner en marcha el plan de vigilancia medioambiental exigido por la Junta de Andalucía. También pretende recortar, de modo progresivo durante este año, la plantilla de 474 empleados. El presidente del comité de empresa de Boliden Apirsa, Antonio Perejil, anunció que los trabajadores celebrarán una asamblea hoy en Aznalcóllar para analizar la situación.
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