Los sindicatos tachan de "manipulación política" la previsión del 2% para el IPC

Los sindicatos UGT y CC OO no conceden ninguna credibilidad a la previsión de inflación fijada en el 2% por el Gobierno para el próximo año. Por eso basarán la negociación salarial de 2001 en estimaciones más realistas y muy superiores a las del Ejecutivo, por encima del 3%. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, aseguró ayer que el 2% fijado es "una manipulación política" para intentar controlar los precios únicamente por la vía de los salarios y "para ocultar su incapacidad en poner en marcha otras medidas y la liberalización de los sectores inflacionistas". José María Fidalgo, de CC OO, abundó en las mismas críticas y dijo que "este Gobierno ha demostrado bastante poca credibilidad al establecer sus previsiones de inflación, porque una cosa es fijar objetivos y otra cosa es hacer trampas". Para ellos es un objetivo "deliberadamente erróneo" que trata de "intimidar" a los trabajadores.

Méndez y Fidalgo se reunieron ayer con los responsables de las federaciones para diseñar la negociación colectiva. Sus objetivos son: impulsar el empleo estable y con derechos, crear más puestos de trabajo, convertir contratos temporales en fijos y mantener o mejorar el poder de compra.

Este último punto lo conseguirán reclamando subidas salariales basadas en la previsión de inflación mejorada con una parte del incremento de la productividad y con cláusulas de garantía generalizadas, no como este año, que tan sólo han llegado al 65% de los trabajadores con convenio. Estos criterios son aparentemente similares a los de ejercicios pasados. La diferencia estriba en que ahora no les sirve la previsión oficial de IPC.

Según sus datos, en 1999 el IPC real se desvió un 60% sobre las previsiones (acabó en el 2,9% frente a un objetivo inicial del 1,8%) y este año, un 80% (está en el 3,6% frente al 2% estimado). Esa es la razón por la que van a utilizar en los convenios de 2001 "referencias más creíbles" de organismos internacionales y expertos. La cifra más reciente la dio el FMI, que prevé un aumento de precios del 2,4%, partiendo de datos de antes del verano y, por tanto, previos a que se produjese el impacto del encarecimiento del petróleo.