_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Maquis

Miguel Ángel Villena

Todos los colores del arco iris recorren el páramo castellano, sembrado de trigales, en una inolvidable escena de El espíritu de la colmena. Anochece en el siguiente plano y en un caserío al fondo resuenan unos disparos y estallan las luces de unas ráfagas de ametralladora. En la secuencia siguiente, Fernando Fernán Gómez desfila por delante de un cuartel de la Guardia Civil con la leyenda Todo por la patria presidiendo la fachada. Dudo de que existan imágenes más dramáticamente bellas y más clarificadoras sobre el destino de los maquis en la posguerra española. Más de un cuarto de siglo después de la proyección de aquella magistral película de Víctor Erice, El portero -un poético, agridulce y divertido filme de Gonzalo Suárez- vuelve a recordar ahora en las pantallas las peripecias de los guerrilleros que combatieron a Franco durante los años cuarenta. No han sido ni serán las únicas incursiones cinematográficas en una de las gestas más nobles y desconocidas de nuestra historia. Entre ellas, el largometraje que prepara Montxo Armendáriz, basado en un libro de Alfons Cervera.Algunos falsos cosmopolitas -tan enamorados de géneros como el western y tan detractores de las películas sobre la guerra civil- suelen mostrar su aburrimiento ante los debates sobre aquella apasionante época, aunque ignoran que la guerra civil ha generado casi tantos estudios y libros como la II Guerra Mundial. Pero sólo la fascinante capacidad de comunicación del cine o de los grandes medios de comunicación puede recuperar la memoria de los maquis, unas gentes que entregaron su vida por la libertad. Contra el olvido luchan ahora unos ancianos que, cuando jóvenes, treparon por las montañas aragonesas, castellanas o valencianas en un empeño inútil de perdedores. Aquellos maquis se reúnen este fin de semana en Santa Cruz de Moya -en el vértice de Cuenca, Teruel y Valencia- para que sus ideales no se vean sepultados por el olvido, para que las nuevas generaciones sepan que la libertad siempre se conquista porque nunca se regala.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_