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Reconquistar la libertad

Al presunto vicario del MLNV en el Parlamento vasco, Arnaldo Otegi, le traicionó el subconsciente, cuando identificó a los manifestantes del sábado en San Sebastián como "colonos". Efectivamente, en este País Vasco hay colonos y esclavos. Los primeros, esa minoría que impone a golpe de látigo su voluntad porque se sienten amos y señores de esta tierra, poseedores de la verdad y ungidos por las divinidades bárbaras como salvaguardas de la pureza de la raza y del pensamiento. Los segundos, la inmensa mayoría, que ha sufrido en silencio para sobrevivir, trabajando con la cabeza baja, por miedo a la violencia del patrón, quien de vez en cuando produce un castigo ejemplar con algún rebelde.Pues bien, parece que los esclavos han decidido cambiar el mundo. Se han echado a las calles para reconquistar su libertad y su dignidad como ciudadanos. No es lo mismo vivir en Vitoria que en la Guipúzcoa profunda, de ahí la enorme trascendencia de la movilización ciudadana en las calles de la capital de ése territorio. Pero queda mucho por hacer, conquistar y pelear.

Sigo diciendo que el conflicto vasco ha dejado de ser un problema político, para convertirse en un gravísimo problema social. (...) ETA no es sólo un grupo de asesinos, es la vanguardia de un movimiento que convive con las gentes corrientes de un país civilizado y moderno, que soportan a duras penas el fundamentalismo que practican los nacionalistas radicales.

A ese mundo, las elecciones, los parlamentos, las manifestaciones de repulsa, las víctimas con su dolor, la vergüenza de la mayoría, les tiene sin cuidado. Incluso les da, en su proyecto diabólico, toda la propaganda y notoriedad que les alimenta. Pero en cualquier caso, este pueblo-sociedad de ciudadanos, no tiene más camino que, reconquistar la libertad. No hay camino hacia la paz. La paz es el camino. Desde la paz se puede hacer sociedad y debate político. Sin paz, no se puede hacer otra cosa que sobrevivir.

En estos momentos hay varias Euskadi: la que se manifestó en Zarautz a pesar de los asesinatos y que no tiene pudor al gritar "Gora ETA" o, peor aún, "ETA mátalos": la que se reunió en Salburua para escuchar a Arzalluz, olvidándose muchas veces de la ayuda que le ha prestado a quienes asesinaron al empresario Korta de Guipúzcoa: la que se sacudió el miedo y ocupó pacificamente las calles de la capital donostiarra, tratando de darse ánimos y esperanza en el cambio, al mismo tiempo que transmitía al resto del mundo que se puede ser vasco sin ser cómplice del asesinato.

El problema es cómo hacemos un país en el que los primero desaparezcan, los segundos retrocedan para avanzar con los demócratas y los terceros puedan vivir expresando libremente sus convicciones.

Pablo A. Mosquera Mata es presidente de Unidad Alavesa.

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