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Dinamarca acude hoy a las urnas para decidir sobre el abandono de la corona por el euro

Los daneses acuden hoy a las urnas para decidir si asumen o no la moneda común europea, el euro, y se despiden de la corona, que han manejado durante cuatro siglos. Ayer, el primer ministro, el socialdemócrata Poul Nyrup Rasmussen, paseaba por el centro de Copenhague repartiendo rosas rojas entre los transeúntes en un último esfuerzo por convencerles. Hubo quien con exquisito respeto aceptó la rosa y después se alejó diciendo: "El euro, para nada, ni hablar, ganaremos los que queremos que Dinamarca siga siendo libre, progresista y soberana".

Cuestión de fe

El resultado del referéndum es una incógnita absoluta que no se despejará hasta pasadas las ocho de la tarde, hora en la que se cierran las urnas. Y puede que se prolongue si la diferencia entre partidarios y adversarios, como algunos auguran, se limita a unas décimas de punto. Los sondeos de opinión, que registraron una sorprendente recuperación del voto positivo al euro durante la pasada semana, han vuelto adonde estaban. La sociedad danesa está dividida en dos sólidos bloques a favor y en contra de este paso, que se considera decisivo para una mayor integración en la Unión Europea, para bien o para mal, y un 12% de indecisos decidirá hoy hacia dónde se inclina la balanza. Los indecisos pueden, con su opción de última hora, otorgar a una de las dos partes una victoria sin paliativos. Pero ésta no podrá ocultar que los daneses tienen inmensas reservas hacia un proyecto común europeo que, según muchos, sólo puede empeorar su calidad general de vida y, en el mejor de los casos, minimizar daños que sólo la existencia de dicha moneda hace posibles. El rechazo a la integración en la zona euro supondría un grave revés para esta moneda en todos los mercados, uno más después de meses de caída en su cotización y credibilidad. Y sería un golpe casi mortal para todos los intentos gubernamentales en el Reino Unido y Suecia para proponer una integración en la moneda común a sus propios electores. Si los daneses, única población de la UE que ha sido consultada en referéndum sobre su voluntad de integrarse en el euro, dan un no por respuesta serían así tres los países ricos, con economías disciplinadas, los que quedarían al margen de la aventura de la moneda común. Así, las interrogantes en esta crítica presidencia francesa de la UE se multiplicarían y las reservas, ya muy considerables en toda la Unión a su ampliación hacia el Este, se dispararían.

En el fondo, el voto que hoy emiten los daneses es una cuestión de fe, y esto explica por qué, pese a que las direcciones de partidos mayoritarios, sindicatos, patronal, líderes sociales y muchas asociaciones ciudadanas han hecho un magnífico y omnipresente grupo de presión a favor del euro, la población, los votantes de dichos partidos y miembros de estas asociaciones estén tan profundamente divididas al respecto. En este país se teme tanto como en el Reino Unido que una absorción por parte de Bruselas de parcelas claves de su soberanía acabe con unas características nacionales de las que están orgullosos. Este miedo lo comparten muchos en toda la sociedad. Hoy se decidirá si pesa más el miedo a perder identidad o el pánico a quedarse solo, obligados por las realidades a decisiones económicas y políticas en cuya toma, por autoexclusión, no han participado.El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, se mostró ayer convencido de que un no del pueblo danés al ingreso en la unión monetaria no perjudicaría al euro, pero sí a la economía de Dinamarca, informa Efe. Sobre las consecuencias del referéndum que mañana se celebrará en Dinamarca, Solbes afirmó: "Si el resultado es positivo, será bueno para el euro y para Dinamarca". Pero advirtió de que, si es negativo, "pienso que el euro no se verá afectado; no será un problema para la eurozona, aunque probablemente tendrá su incidencia en la economía".

Lo mismo opinó ayer un grupo de economistas del organismo austriaco Raiffeisen Zentralbank, que señalaron que el no tendría consecuencias negativas a largo plazo para la economía del país, informa Efe. Dinamarca tendría que esperar desventajas si se presentase una crisis global financiera, afirmaron los expertos económicos, porque las monedas de pequeños países están más expuestas a los ataques especulativos. Otra consecuencia serían unos tipos de interés permanentemente altos, que tendrían un efecto amortiguador en el consumo, las inversiones, el empleo y, finalmente, en el crecimiento del PIB. El no sería una señal negativa para los inversores extranjeros.

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