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El valor del criterio paterno

Isabel Ferrer

Procedentes de la isla mediterránea de Gozo, una comunidad rural de Malta, los padres de Jodie y Mary han sido presentados por los letrados del hospital Saint Mary de Manchester como una pareja de católicos devotos aferrados a sus creencias y dispuestos a dejar morir a sus dos hijas. Dado que tanto el Tribunal Supremo como el de Apelación han protegido la identidad de toda la familia, la imagen de un matrimonio poco cultivado y más temeroso de Dios que dispuesto a escuchar a unos médicos salvadores no ha podido ser contrarrestada con la realidad.Se sabe que él tiene 44 años, es yesero de profesión y ahorró trabajando en Australia el dinero para construir su casa. De 28 años, ella dejó un puesto de camarera en un hotel local al casarse. Según sus abogados, su negativa a la operación es más compleja de lo que los especialistas británicos quieren admitir. Su fe les impide deshacerse de Mary para conservar a Jodie, es cierto, pero la incertidumbre sobre la calidad de vida de esta última también les abruma. Los expertos partidarios de separarlas ignoran el grado de minusvalía física o mental que padecerá, pero hablan de parálisis, incontinencia doble y múltiples injertos de piel para cubrir un cuerpo que debe ser reconstruido.

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Para la defensa paterna, dicha falta de garantías mínimas invalidaría el argumento de una separación forzada. "Los padres tendrán que vivir con la responsabilidad de la muerte de Mary y otra niña, Jodie, muy enferma y consciente tal vez del precio que su hermana pagó por ella. ¿No sería mejor aceptar su decisión y dejarles en paz?", se ha preguntado Robert Winston, uno de los mayores expertos del Reino Unido en fertilidad humana.

El caso de las gemelas conocidas como Jodie y Mary -sus nombres y el de los padres es el secreto mejor guardado hoy en este país- ha conmocionado a la sociedad británica, que se debate entre el deseo de los padres de dejar "que la naturaleza siga su curso" o intentar salvar al menos a una de las pequeñas.

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