"Los militares dicen: acatamos. ¿Van a cumplir? Éste es otro tema"

Su nombre ha sido propuesto por sectores de la oposición peruana, como el ex candidato de Perú Posible, Alejandro Toledo, para encabezar un Gobierno de transición hasta la celebración de las elecciones anticipadas que pongan fin a la crisis abierta con la retirada verbal del presidente Alberto Fujimori. Su gestión al frente de la Defensoría del Pueblo le ha granjeado un gran prestigio dentro y fuera de Perú. Abogado con amplia experiencia en Naciones Unidas, Jorge Santistevan no está dispuesto a cambiar de cargo. "A lo único que estoy dispuesto, y ahora lo tengo muy, muy claro es a fortalecer la Defensoría del Pueblo, que ahora se necesita más que nunca y que, probablemente, no termine el 11 de abril, como está previsto. Tendrá que supervisar el proceso que nos lleve a elecciones que no se parezcan a las de 2000". Pregunta. ¿Qué opinión le merece el comunicado de las Fuerzas Armadas en el que expresan su acatamiento al ordenamiento constitucional y al presidente?

Respuesta. Aquí tenemos una vieja tradición que viene de la colonia, en las leyes para proteger a los indios. En los virreinatos se decía "se acata... Sí, se acata, pero no se cumple". Aquí estamos siempre a acatar la ley, pero esto no significa cumplir. Esto es lo que han dicho exactamente los militares: acatamos. Ya. ¿Vamos a cumplir? Éste es otro tema.

P. ¿Por qué Fujimori decide adelantar las elecciones y poner fin a su régimen, dos meses después de la investidura?

R. La debilidad del régimen, sustentado en la falta de legitimidad, se ha puesto de manifiesto. Creo que el presidente Fujimori ha tenido una tremenda decepción y ha decidido cortar. Fujimori es el presidente con más poder que he conocido. Ha tenido el Congreso a su favor, el Poder Judicial, el Ministerio Público. Estoy seguro de que ha dicho: me voy. Pero esta salida va a complicar más las cosas.

P. ¿Cree que Fujimori ha cortado sus tremendos lazos con el asesor y jefe del servicio de inteligencia, Vladimiro Montesinos?

R. Creo que sí, pero es difícil ejecutar esa decisión. La declaración del presidente marca un punto de no retorno. La única duda es hasta dónde se avanza, en investigar el SIN, el poder oculto, en responsabilizar al doctor Montesinos... Y cómo se logra un proceso que nos conduzca a elecciones impecables.

P. ¿Hasta cuándo puede aguantar Perú una situación en la que Montesinos está en paradero desconocido y no ha sido destituido formalmente?

R. Si no hay presión de fuera, puede durar un buen tiempo. Con un gran coste económico. Los empresarios dicen que la situación es tremenda. El país está parado, la inversión es cero, se necesita caja fiscal. El hombre más preocupado debe ser el ministro de Economía, Carlos Boloña.

P. ¿Quién tiene que pilotar la transición?

R. Lo ideal sería que dimita el presidente y asuma el vicepresidente primero, Francisco Tudela. Pero esto no parece muy viable, por una cuestión de personalidades. El presidente nunca ha sido un hombre a quien se le imponen condiciones. Y sus términos son que no haya vacío de poder. Esta crisis se tiene que resolver por el lado de los valores éticos, aunque parezca mentira. Mucho más que por el marco estricto de la ley.

P. ¿Se equivoca Alejandro Toledo al exigir un Gobierno de transición presidido por alguien de prestigio como usted?

R. Hay tan poca credibilidad que todo el mundo dice: si se queda el presidente y se mantiene el Congreso actual, aquí no va a pasar nada. Es lógico que haya planteamientos alternativos y que se quieran mantener protagonismos, sobre todo en el caso de Toledo, que solamente tiene una opción: ser candidato y ganar las elecciones. Fernando Olivera, por ejemplo, tiene esa opción, y también puede seguir siendo congresista y tal vez un día sea presidente del Congreso, ya tiene su espacio en la historia. El gran reto va a ser cómo hacer creíble la desactivación de un régimen que permite elecciones libres con los mismos actores.

P. ¿En qué condiciones se puede pactar la salida de Montesinos?

R. No tengo ni idea. Creo que si se da, nunca se sabrá. Sí creo que cuando decimos investigación, sanción, enjaulamiento, y hay algunos que piden incluso fusilamiento, eso puede tener algunos sinónimos que no conocemos todavía. Creo que hay que extirpar el personaje y el sistema, y que no hay que quedarse en eso. Hay que dar un cierto esclarecimiento, qué había, por qué era... Obviamente habrá una herencia del fujimorismo. No se puede ignorar que buena parte de la población ve con buenos ojos un gobierno fuerte, que le interesa muy poco las formas democráticas y que quiere ser teniendo carreteras, luz, agua, teléfono, escuelas y, hasta donde se pueda, trabajo.

P. ¿Hasta dónde puede haber llegado la mano de Estados Unidos?

R. Creo que Estados Unidos lo que más privilegia es la estabilidad y precisamente en los países vecinos a Colombia. Su gran preocupación es que Perú no se desestabilice. Y creo que después de las elecciones admitieron como un hecho consumado la presidencia de Fujimori. Ante esta situación, creo que ahora hay un compromiso total por hacer una ruptura con el régimen de Fujimori y propiciar un espacio democrático que no llegue a la desestabilización. Ante una situación explosiva como la de Colombia, incierta como la de Venezuela, inestable como la de Ecuador, quieren evitar que Perú vaya por esta senda.