"El Gobierno ve la cooperación como instrumento de su política"

Alfonso Sancho, de 40 años, médico, preside la Coordinadora de ONG de Desarrollo (CONGD), que agrupa a más de un centenar de ONG y a 12 coordinadoras autonómicas.Pregunta. La CONGD se fue el año pasado del Consejo de Cooperación, por el retraso del Gobierno en aprobar el Plan Director previsto en la Ley de Cooperación. Pero ahora hablan ustedes con el Gobierno.

Respuesta. Es un diálogo necesario. Este mes nos recibirá el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, y estamos en contacto con el secretario de Estado de Cooperación, Miguel Ángel Cortés.

P. ¿Negocian con el Gobierno reducir el número de ONG?

R. Una racionalización del sector. El Gobierno lleva años concentrando las subvenciones en un cierto número de ONG. Una docena recibe la mitad de las subvenciones, otra treintena un 25%, y el otro 25% se reparte entre más de cien. Una racionalización evitaría todo tipo de castigo del Gobierno a alguna ONG.

P. ¿Qué criterios presidirían esa racionalización?

R. Por ejemplo, habría acuerdos marco que proporcionarían entre 150 y 400 millones de pesetas anuales a entre cinco y 10 ONG.

P. ¿Aumentará la ayuda oficial a la cooperación?

R. El Gobierno va a dar todo lo más un 0,28% del Producto Interior Bruto (PIB). La media de la UE es del 0,34%. Ahora estamos en los 215.000 millones de pesetas y nos pondremos en los 300.000 millones. Pero no porque crezca el porcentaje de la ayuda, sino porque el PIB español crecerá. Hay más dinero en España, pero no crece el porcentaje dedicado a la ayuda, sino que, realmente, disminuye.

P. Ustedes hablan con Exteriores, que es el ministerio que según la ley debe regir la cooperación. ¿Economía ya no disputa la voz cantante?

R. Creo que no va a haber conflicto entre ambos, pero sospecho que será porque Exteriores no va a discutir a Economía los créditos FAD o la gestión de la deuda externa. Me da la impresión de que el objetivo proclamado de erradicar la pobreza será algo secundario: el Gobierno ve la cooperación como instrumento de su política y, si coincide que se alivia la pobreza, pues muy bien.

P. ¿Tienen ustedes noticia del Plan Director, siempre nasciturus?

R. El Gobierno lo presentará al Parlamento en otoño. Será un plan con grandes objetivos operativos, pero me temo que pierda la parte ética.

P. Supongo que ese peligro de deterioro ético también lo detectan ustedes en casa. ¿Van a permitir que algunas ONG reciban fondos de tabacaleras o de otro tipo de empresas?

R. El caso de la marca Fortuna me parece claramente desafortunado. El 90% de nuestra asamblea rechazó ese patrocinio. Hemos creado un grupo de trabajo para estudiar si podemos imponer en el sector el cumplimiento de un código de conducta sobre patrocinio y publicidad. Sé que algunas ONG se sentirán tentadas a esas relaciones con empresas. Pero creo que por esa vía perderemos crédito ante la sociedad.

P. ¿Qué futuro inmediato ve al mundo de las ONG?

R. Vamos hacia dos tendencias. Una, en consonancia con lo que en marzo pasado dijo Nielsen, el comisario europeo de Cooperación Internacional, sobre que las ONG deben ser instrumentos de la política exterior, lo que indica que habrá un bloque de organizaciones profesionalizado en proyectos puntuales, que funcionarán como agencias técnicas. Y la otra tendencia abarcará a las ONG más éticas, que seguirán planteando los grandes temas del desarrollo, presionando a los Gobiernos.