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Aznar asume una mediación personal entre los líderes israelí y palestino

Enric González

José María Aznar ha asumido el papel de mediador personal entre el primer ministro israelí, Ehud Barak, y el presidente palestino, Yasir Arafat. El presidente del Gobierno español se entrevistó con Barak el martes, poco después de su llegada a Nueva York, en el hotel donde se hospeda. Y ayer conversó con Arafat. Aznar insistió, ante uno y otro, en que no se podía desperdiciar todo lo avanzado hasta ahora en el larguísimo proceso de paz por culpa de un último escollo, aunque éste fuera tan relevante como el control sobre Jerusalén. Y rogó que apuraran al máximo todas las posibilidades de acuerdo.

La reunión con Barak duró más de media hora. El ministro portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, comentó después que el tono había sido "muy cordial y sincero". El dirigente israelí le pidió a Aznar que mediara personalmente ante Arafat para que no se mostrara intransigente en el tramo final del proceso y para que, como se espera, aplazara la proclamación del Estado palestino, inicialmente prevista para el día 13. "Sé que Arafat le respeta", le dijo Barak a Aznar. El presidente del Gobierno español ofreció, por su parte, detalles de la conversación que había mantenido con Arafat el pasado 27 de agosto, durante un almuerzo.

A primera hora de la mañana siguiente, en el multitudinario desayuno en la ONU que precedió a la inauguración de la Cumbre del Milenio, Aznar hizo un aparte con Arafat. Le explicó lo hablado la víspera con Barak, se ofreció para colaborar "en todos los sentidos" en la solución del problema y volvió a pedirle flexibilidad. Arafat, por el momento, no cede en cuanto a Jerusalén.

Durante el desayuno, Aznar habló también con el rey Abdalá de Jordania sobre la cuestión israelo-palestina, y conversó con los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de México, Ernesto Zedillo, sobre el aumento de los precios del petróleo. A ambos les comentó que Europa estaba pagando una factura energética demasiado alta y les previno sobre los peligros de una subida excesiva. Por último, comentó con el canciller alemán, Gerhard Schröder, algunos detalles sobre la cumbre que ambos mantendrán el próximo día 15 en Segovia. Siguieron, durante la mañana, contactos bilaterales con los representantes de Moldavia, Chile -se abordó la normalización de relaciones tras el caso Pinochet y la probable visita del presidente Ricardo Lagos a Madrid en 2001-, Ecuador e Irak.

Por la tarde, Aznar intervino ante la cumbre con un discurso en el que defendió la función de la ONU. Reconoció que Naciones Unidas había cometido errores y mostrado ineficacias, pero recordó algo: "Naciones Unidas somos nosotros y somos los países, los Gobiernos, quienes condicionamos su actuación. Así que en nuestras manos está", añadió, "decidir lo que de verdad queremos que sea la organización en el próximo siglo".

El dirigente español admitió que el principio de soberanía era "la piedra angular de la sociedad internacional", pero consideró que ese principio no debía escudar a "quienes fomentan o toleran atrocidades masivas". "La dignidad de la persona", afirmó, "constituye un valor más elevado que la sacralización del Estado".

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