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La Junta edita un disco con obras de autores andaluces herederos de Falla

Generación del 51

Parece irrebatible que los más grandes compositores andaluces de partitura del siglo XX fueron Manuel de Falla y, a cierta distancia, Joaquín Turina. Pero las dudas surgen cuando se pregunta por sus herederos. Quizá para demostrar que la herencia sigue viva y para difundirla, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía encargó con motivo de la celebración del cincuentenario de la muerte de Falla en 1996, a cuatro compositores andaluces contemporáneos sendas piezas que acabarían siendo grabadas en un compacto. Manuel Castillo (Sevilla, 1930), Rafael Díaz (Málaga, 1943), Francisco Guerrero (Linares, 1951-1997) y el granadino José García Román fueron los elegidos. Sólo los tres primeros completaron el encargo que ve la luz con cuatro años de retraso y en sotovocce. El compacto Compositores andaluces después de Falla (1951-1996) incluye tres obras: Sinfonietta Homenaje, de Castillo; Concierto Andaluz para el final de un milenio, de Díaz; y Coma Berenices, del malogrado Guerrero. Las piezas han sido grabadas por tres orquestas sinfónicas de la región, la Ciudad de Granada, la de Málaga y la de Córdoba, bajo dirección respectiva de Josep Pons, José Luis Temes y Leo Brower.

Desde el punto de vista estilístico se aprecia cómo la evolución tímbrica y formal que ha sufrido la música en el siglo XX tiene eco en las composiciones de músicos andaluces de distintas generaciones. Así Castillo, quien junto a junto a Cristóbal Halffter, Carmelo Bernaola o Luis De Pablo está considerado uno de los mejores músicos españoles de la llamada Generación del 51, ofrece una pequeña sinfonía en tres movimientos (allegro, adagio y allegreto) que a la postre resulta la más falliana de todas. Este sevillano galardonado con el premio Nacional y el Andalucía de la Música a lo largo de su carrera toma incluso compases del Retablo de Maese Pedro para iniciar una pieza orquestada de manera convencional.Rafael Díaz, músico que explora de forma interesante las posibilidades de la electroacústica con los instrumentos tradicionales, refleja en su pieza los intereses formales de otra generación. Alumno de Luigi Nono y muy interesado por la teatralidad de la música, refunde en su expresiva pieza en cuatro movimientos, inspirada en poemas de su esposa, Eugenia Alcántara, influencias tanto del maestro italiano, como de la música andaluza, a través del uso de la guitarra a la que manipula en directo, e incluso del Falla más vanguardista, el de obras como Concierto para Clavecín y Orquesta.

La pieza de Guerrero, quizá el más talentoso y maldito de los compositores de su generación, refleja su gusto por la complejidad compositiva y su afición por la geometría fractal en lo que a la postre se convirtió en su testamento musical. El CD ha sido editado en la excelente, aunque poco conocida, colección Documentos sonoros del patrimonio musical de Andalucía.

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