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Once nuevos detenidos por boicotear el ensayo de la compañía Jaizkibel

Aurora Intxausti

Once personas defensoras del Alarde tradicional de Hondarribia fueron detenidas ayer por la Ertzaintza cuando impedían que los integrantes de la compañía mixta Jaizkibel realizaran en las calles de la localidad su ensayo para el desfile del próximo viernes. Los detenidos están acusados de provocar desórdenes públicos y desobedecer a la autoridad. El tercer intento de ensayo de la compañía Jaizkibel, en la que participan mujeres como soldado, se vio también frustrado. Alrededor de un millar de tradicionalistas, hombres y mujeres, que sólo admiten que las mujeres participen en el Alarde como cantineras, se acercó a las 5.30 de la tarde al lugar en el que tenían previsto desfilar los miembros de Jaizkibel y les cortaron el paso. Los boicoteadores increparon a las mujeres de esa compañía con gritos de "zorras" y "españolas", entre otros insultos, y repitieron sus consignas de "Zer eskatzen du kerriak?Betiko Alardea" (¿Qué pide el pueblo? Alarde tradicional) y "Herriak ez du barkatuko" (El pueblo no perdonará). Por la mañana, la portavoz de la compañía Jaizkibel, Bakartzo Arrizabalaga, y la abogada María Luisa Agirretxe se reunieron con el viceconsejero de Interior, Mikel Legarda, para pedir medidas de protección efectivas durante los próximos días. Por decisión de Interior, la compañía Jaizkibel encabezará el desfile del Alarde el viernes, una decisión que ha disgustado a los miembros de la tradicionalista Fundación Alarde, que integra a la mayoría de las compañías. Desde entonces la tensión ha ido en aumento en la localidad.

Jaizkibel critica a los partidos por su pasividad en el conflicto del Alarde

Son ya 22 las personas -once ayer y otros once el pasado domingo- que han sido detenidas en la localidad guipuzcona por insultar y desobedecer a agentes de la Ertzaintza, que protegían a la compañía mixta Jaizkibel durante sus ensayos. Ayer por la tarde sus integrantes sólo pudieron recorrer 800 metros y lo hicieron rodeadas de agentes antidisturbios, que a su vez lo eran por casi un millar de personas que no cesaban en sus insultos a las mujeres. En 1638 los vecinos de Hondarribia, hombres y mujeres unidos, lograron echar del municipio al ejército francés que asediaba la localidad. Eso fue en el siglo XVII. Hoy, en vísperas de un nuevo milenio los vecinos discuten cómo festejar aquel evento.

Unos, la mayoría, creen que lo mejor es mantener la tradición -las mujeres asumen el papel de cantineras y los hombres salen con la escopeta al hombro-, y otros invocan el derecho a la igualdad para defender que las mujeres también puedan desfilar con el mismo atuendo que los hombres. La imposibilidad de llegar a un acuerdo les ha llevado a los tribunales y éstos han dado la razón a quienes apuestan por el cambio, señalando que en un acto público como es el Alarde la igualdad está antes que la tradición. Pero un sector numeroso de la población no está dispuesto a aceptar lo que consideran una imposición "externa".

La portavoz de esa compañía, Bakartzo Arrizabalaga, denunció a la clase política vasca por su actitud de pasividad ante los sucesos que se están produciendo en Hondarribia con el tema del Alarde. Tras la reunión que mantuvieron con responsables de la Consejería de Interior, dijo que en Hondarribia "los tradicionalistas están siendo alentados por las fuerzas institucionales de pueblo". El pasado jueves el Ayuntamiento, presidido por el peneuvista Borja Jáuregui, emitió un acuerdo en el que mostraba su desacuerdo a la decisión del Departamento de Interior de que la compañía Jaizkibel abriera el desfile del viernes.

La hostilidad de los tradicionalistas contra las mujeres de Jaizkibel se ha incrementadotras el acuerdo gubernativo. Los tres intentos de ensayo han sido fallidos. El primer día les rodearon en la ikastola en la que preparaban su desfile, el segundo los tradicionalistas cortaron la vía pública y ayer les insultaron y amenazaron.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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