Puerto Real cerrará por insalubre la planta de basuras de la bahía gaditana

La planta de transferencia de residuos sólidos urbanos que el Consorcio Bahía de Cádiz tiene en la entrada al término municipal de Puerto Real, desde hace 30 años, puede quedar cerrada en breve. El alcalde de la localidad, José Antonio Barroso, de IU, anunció ayer el inicio a primera hora de hoy del expediente administrativo de clausura de estas instalaciones por motivos de salubridad, higiene y medioambientales. El cierre, en caso de consumarse, obligaría a las empresas concesionarias del servicio de la limpieza en Cádiz, San Fernando, Puerto Real y El Puerto de Santa María a transportar las 180.000 toneladas de residuos que producen al año a la nueva planta de Miramundo, situada en Medina Sidonia, a más de 70 kilómetros de la capital gaditana.

Esto provocaría un incremento de los costes de desplazamiento de las basuras, lo que repercutiría en una probable subida de las tasas municipales. "Somos conscientes de que vamos a generar un problema, pero la situación que estamos padeciendo es ya inaguantable", lamentó ayer Barroso, quien espera que el Consorcio acelere los trámites para construir una nueva planta más moderna en Puerto Real.

La decisión de este Ayuntamiento gaditano se fundamenta, según su alcalde, en el "estado de abandono" en que se encuentra esta planta y las molestias que esto provoca a la ciudadanía. "Esta instalación merece al menos una buena atención y acondicionarla como es debido", subrayó ayer Barroso, quien enumeró los inconvenientes de esta planta.

El primer edil explicó que algunas vallas están rotas, por lo que las basuras quedan esparcidas en los alrededores; los accesos al cementerio están en un estado "lamentable de suciedad e higiene"; en las carreteras cercanas se acumulan bolsas de basuras "destripadas" que han caído de los camiones y que no han sido recogidas posteriormente; en la zona natural protegida de El Pinar de la Algaida se amontonan los plásticos que arrastran los vientos de levante y poniente, y el olor que se desprende de esta instalación en los accesos al municipio es "nauseabundo". "Hay razones más que suficientes para cerrar la planta", aseveró el alcalde puertorrealeño.