Los líderes de América respaldan con reticencias el Plan Colombia

Fernando Henrique Cardoso, presidente de Brasil y anfitrión de la primera cumbre latinoamericana, sin la presencia de España y Portugal, clausuró ayer la reunión con un respaldo al Plan Colombia, para la lucha contra las guerrillas y el narcotráfico en ese país, aunque los vecinos se mostraron reticentes. Cardoso se lamentó, además, de la situación colonial que persiste en las islas Malvinas.

En esta primera cumbre latinoamericana convivieron el discurso tradicional, como el del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien se refirió a los presentes como "los 12 apóstoles de la integración", y el real, que se centró en los asuntos candentes, como el Plan Colombia. Antes de la clausura, los 12 líderes latinoamericanos presentes en Brasilia firmaron una declaración en la que se comprometen a engrasar los mecanismos de integración para lograr una verdadera zona de libre comercio suramericana que, además del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) y la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), incluiría a Surinam y Guayana.

En la segunda y última jornada de la cumbre de América del Sur se han visto las diferencias de criterio en torno al Plan Colombia. Aunque el presidente brasileño destacó en su discurso de clausura el apoyo global a este plan, quedaron patentes las enormes temores de los países limítrofes con Colombia, quienes piensan que el Plan -con un importante componente de ayuda militar- puede empujar hacia sus fronteras a refugiados y narcotraficantes. Éstos últimos buscarían nuevas rutas para la exportación de droga y espacios para el cultivo y la transformación de la hoja de coca. Un efecto que ya produjo hace 10 años el llamado Plan Bush, similiar al actual.