Un disputado kilómetro cuadrado
Es apenas un kilómetro cuadrado de terreno, pero su valor simbólico lo ha convertido en el último escollo para que israelíes y palestinos puedan firmar la paz. La disputa de Jersusalén se resume finalmente no ya en la Ciudad Vieja, sino en el corazón mismo de ese enclave: la Explanada de las Mezquitas.Del lado palestino se reclama el control efectivo sobre la Explanada, perdida en la guerra de 1967 y donde se elevan las mezquitas de Al Aksa y el Domo de la Roca, tercer lugar sagrado de los musulmanes. Los israelíes, por su parte, se oponen a la soberanía palestina sobre la Explanada, que los judíos de todo el mundo denominan Monte del Templo.
Pero más allá de la geografía o la política, lo que bloquea cualquier posibilidad de entendimiento es el arraigo de esos lugares sagrados en el subconsciente colectivo de musulmanes y judíos.
Para tratar de romper el maleficio, Estados Unidos y Egipto, en su calidad de mediadores, buscan soluciones imaginativas. Una de las ideas barajadas estos días ha sido dejar abierto el asunto de la soberanía y proclamar los lugares santos bajo "soberanía de Dios", una salida que evita entrar en el meollo del problema.
La eventualidad de una soberanía compartida, que Israel aceptó por primera vez en la fracasada cumbre de Camp David, ha dado lugar a otra propuesta que sugiere dividir en cuatro secciones la Explanada: las mezquitas, la explanada en sí, su pared exterior (Muro de las Lamentaciones), y los espacios subterráneos. Esta fórmula permitiría, de aceptarse, que cada una de las partes mantuviera el control de los recintos sagrados para sus respectivas comunidades.
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