LOS VIAJES DE JAVIER REVERTE COMIENZAN EN LAS LIBRERÍAS
Tiene 56 años, pero sostiene que su espíritu es el de un mochilero de 20. Javier Reverte asegura que escribir y viajar son experiencias muy parecidas. Cuenta que si detrás de cada libro hay un tránsito, el motor de cualquier viaje es la resolución de un sueño. "Todo viaje comienza en una librería", asegura, "porque los libros despiertan una ensoñación, unas ganas enormes de ir al sitio donde ocurren las historias". El escritor madrileño participó la pasada semana en el curso de verano que dedica la Universidad Complutense a periodismo, literatura, viaje y aventura.De su libro más conocido, El sueño de África (1994), dice Reverte que le costó convencer a una editorial para que lo publicara. Pero los gustos han cambiado: "El boom de la literatura de viajes se produjo en España hace tres años, ahora hay treinta y pico colecciones de libros de viajes. Y los de África se venden muy bien". El autor atribuye el gusto por la literatura de viajes a que los españoles han dejado de pensar que su pueblo es el más bonito del mundo sin necesidad de conocer otros, "se han sacudido el complejo histórico de avestruz y están viajando más que nunca".
Reverte cree que todo el mundo debería viajar con una libreta a mano, y rechaza por "egoísta y banal" la separación entre viajero y turista. Incluso elogia las virtudes de los viajes del Inserso. "Hay que viajar como sea, siempre es bueno ver que hay cosas mejores que las de tu propia casa", argumenta, y añade un reproche a los nacionalistas: "Sólo el que viaja aprende que las personas no se diferencian por su etnia, su lengua, su cultura o su religión, sino por ser buenas y malas, tontas o inteligentes".
El autor de El corazón de Ulises expuso ante los alumnos cómo debe ser el viaje de un escritor. En principio, dijo, debe viajar solo y sin billete de vuelta, "para estar siempre abierto a rumbos inesperados". Además, recalcó que "cuando viajas solo la gente te toma por un poco idiota y te protege, así es más fácil hacer amistad y obtener material para escribir".
Como libro de ayuda, el escritor recomienda antes una novela de viajes que una guía, porque "el escritor capta la esencia de un país, y ésta no cambia tan rápido como las direcciones de los restaurantes". Un tercer rasgo que distingue al escritor que viaja es que "compra menos cosas, para no abultar en exceso su equipaje". Como ejemplo, Reverte citó al cineasta John Houston para proponer la maleta más liviana: "A mi edad no compro nada que no se pueda beber".
El primer objetivo del viajero escritor debe ser conocer a mucha gente. Para ello, el autor se decantó por viajar, en este orden, en barco, tren, autobuses de línea y, en último término, en avión, donde se "viaja como un paquete". En las ciudades, los destinos recomendados por este peculiar viajero fueron las barras de los bares, "lugares frecuentados por solitarios que se enrollan mucho", las iglesias, donde "te dan la mano aunque no te conozcan", y también las pensiones baratas.
El autor de Vagabundo en África aconsejó al aspirante a escribir sus viajes que no renuncie a la subjetividad, ya que el viajero es un enamorado y el amor es caprichoso e irracional. "Si ahora que hay acceso a todo el conocimiento, la literatura de viajes gusta, es porque en ella prima lo subjetivo. El punto de vista del escritor es lo que despierta la emotividad".
Para Reverte la sensación final del viaje debe ser la libertad, la suspensión en el tiempo, porque "el viaje prolonga el tiempo real y te convierte en casi eterno". Pero también sugirió el autor un consejo sobre el difícil retorno: "Después de un buen viaje, el regreso es irreal, porque ya no sabes quién eres, eres un poco otro, el viaje te cambia y te enriquece"
Su próximo libro de viajes completará una trilogía africana y recogerá un recorrido por Etiopía, Sudán y Egipto. El viaje concluyó el pasado mes de abril. Antes de esa publicación reeditará tres novelas cortas ambientadas en Centroamérica que en su momento pasaron desapercibidas para el público y que quiere publicar de nuevo aprovechando su éxito actual.
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