Dafne desvanecida

Haciendo una distinción realmente grosera, hay dos clases de gente que lee novelas: quienes buscan ver en las páginas un reflejo de la vida que los rodea (normalmente interesados por conceptos como la desolación), y luego otros que se divierten leyendo libros que hablan de sí mismos. Este ombliguismo que practican algunos libros tiene en esta novela una de sus revisiones más desenfadadas y brillantes. En vez de hacer su vida, los personajes de José Carlos Somoza están obcecados con su condición de personajes y por las normas de la literatura. El conjunto de desventuras, tejemanejes y malos rollos de esos personajes demasiado-listos-para-lo-que-les-conviene compone un hilarante parque temático: el de la Literatura Que Hace Bromas Sobre Sí Misma. Un parque que no niega la entrada a nadie y que huye del sesudismo para aposentarse en un ámbito de liviandad mucho más saludable. Muy recomendable para aquellos a quienes la desolación les importe un pito.