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ASTE NAGUSIA

Un deporte para chicas fuertes

Las 'aizkolaris' Cristina Saralegi e Itziar Goenaga muestran su destreza con el hacha en el Arenal bilbaíno

Es la una y dieciocho minutos. Dos chicas caminan bajo un sol implacable con una maleta llena de hachas por el Arenal. Una viste de blanco y otra de azul y blanco y las dos lucen en sus camisetas los logotipos de Astore, Airtel y Saralegi Anaiak. Son Cristina Saralegi e Itziar Goenaga, dos de las tres aizkolaris que existen en el mundo mundial, porque fuera del País Vasco y de Navarra no hay constancia de que ninguna mujer se dedique a este centenario deporte rural.A la una y veinte, en el Arenal reina el silencio y sólo se oye la respiración siseante de las dos aizkolaris que, por primera vez, muestran su destreza con el hacha en Bilbao. Un minuto después, Cristina ya ha cortado su primer tronco de 45 pulgadas de diámetro. A sus 26 años, esta aizkolari lleva ya casi dos lustros cortando madera, de exhibición en exhibición, de pueblo en pueblo. "Entrenamos en primavera porque en verano no paramos", cuenta Cristina. Esta joven de Leiza (Navarra) lleva el deporte rural en la sangre. Es hermana y alumna de Mikel Saralegi, quien posee el récord mundial de levantamiento de piedras y es la única persona del planeta que ha conseguido levantar en ángulo una piedra de 328 kilos. El harrijasotzaile, que también participó ayer en la muestra de deporte rural de la Aste Nagusia, se acerca a su hermana y le susurra: "Tranquila, que vas bien".

Y es que Cristina le saca cada vez más ventaja a su compañera y está tardando menos de dos minutos en cortar cada extremo del tronco. Itziar es una joven de Azpeitia de 22 años que empezó hace cuatro "con el hacha", según explica. "Antes, estuve a la tronza [corte de madera con sierra]".

A Itziar le entrena un tío suyo y a Cristina, su hermano Mikel. Cuando se les pregunta por qué se convirtieron en aizkolaris, contestan: "En nuestra casa todos son deportistas y además, en los pueblos la gente pedía algo nuevo". No parecen darle excesiva importancia a lo que hacen y ellas mismas destacan que no son las primeras chicas que han cogido el hacha. Hubo antes otras, pero"lo dejaron porque este deporte es muy duro".

"No puedes vivir de esto, los troncos los pones tú y cuestan 5.000 pesetas cada uno y además tienes que trabajar y al final, no tienes tiempo para ti", añade Itziar, quien anuncia su retirada para este año. Está cansada de trabajar entre semana y darle al hacha los días festivos. Eso sí, ha conseguido el objetivo que se había marcado: ganar el trofeo San Fermín que las tres aizkolaris disputaron en Pamplona el pasado 12 de julio.

Cristina, en cambio, no ha pensado todavía en retirarse. "Me iré cuando la gente ya no me quiera", asegura esta ganadera que además es aizkolari. Las dos coinciden en que para poder cortar troncos con el hacha hace falta tanto fuerza como técnica. Por eso, según ellas mismas destacan, de este deporte quedan excluidas "los figurines esos que se ven por ahí".

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