El tráfico ilegal de personas encuentra en los Balcanes nuevas vías de acceso a Europa
Europa occidental ha dejado de ser una meta inalcanzable para centenares de miles de emigrantes asiáticos. El abaratamiento de los costes del transporte, gracias al fenómeno de la globalización, también ha puesto en marcha un comercio masivo de mano de obra ilegal que atraviesa el mundo en condiciones inhumanas para llegar al paraíso europeo. Después de Albania, otros países balcánicos, como Eslovenia, Croacia, Bosnia o la actual Yugoslavia (Montenegro y Serbia), han visto surgir poderosas mafias de traficantes que gestionan el transporte masivo de personas cada año.
Efecto de la globalización
Una marea de difícil control que amenaza con inundar el continente. Cada año abandonan la República Popular China cerca de 100.000 personas, según fuentes de Estados Unidos, en otro tiempo el principal destino de esta oleada. Pero los flujos empiezan a cambiar. Sólo en Italia, donde el contingente de chinos (18.000 al año) era uno de los más discretos, las autoridades han detectado un incremento del 40% y dan crédito a la oposición yugoslava, que acusa al régimen de Belgrado de inundar Europa con clandestinos de esa procedencia.La alarma estalló hace un par de semanas, poco después de que la guardia costera detectara en las costas de Puglia (sureste del país) el desembarco de 60 inmigrantes. El Gobierno desempolvó entonces la información suministrada hace tiempo por opositores al régimen de Slobodan Milosevic según la cual en Yugoslavia hay centenares de miles de chinos preparados para saltar a Occidente.
El informador, Dragan Veselinov, parlamentario serbio, declaró que en Belgrado se registra una invasión de chinos que llegan discretamente en vuelos regulares procedentes de Pekín, con visados regulares. No menos de 300.000 chinos habrían entrado en el país desde la guerra de Kosovo, dice Veselinov. Desde allí es fácil dar el salto a Eslovenia o Hungría, guiados por los traficantes, y cruzar a pie los bosques que separan Eslovenia de Trieste, en el noreste de Italia.
Los datos, más inquietantes aún porque no hay relaciones de ninguna clase con el régimen serbio, han causado alarma en Europa. Y, sin embargo, se trataría de datos exagerados, de acuerdo con Pino Arlacchi, responsable de Naciones Unidas para la Lucha contra las Drogas y la Delincuencia Organizada, que aseguró que "no se puede hablar de peligro amarillo. Hace tiempo ya que se registran oleadas de inmigración ilegal desde China, y de otros países como India, Pakistán, Turquía..., o de regiones como los Balcanes y Suramérica".
En espera de que la ONU presente antes de fin de año un primer borrador de acuerdo internacional contra el tráfico de seres humanos, Arlacchi reconoce que el fenómeno está ligado a la globalización. "Hay una facilidad mucho mayor para mover a las víctimas gracias al abaratamiento de los costes de transporte, y más facilidad para establecer contactos entre oferta y demanda", añade.Las dificultades que encuentran las fuerzas de seguridad para detener este tráfico inhumano, que en el caso de los ciudadanos chinos es prácticamente esclavitud, se derivan, según Arlacchi, de la falta de conocimientos sobre estas redes internacionales. "Sabemos que en los Balcanes la mafia de Montenegro está estrechamente ligada a las organizaciones turcas e italianas, pero, si miramos más hacia el Este, hay un vacío de conocimiento enorme". Sin embargo, los resultados obtenidos por algunos investigadores italianos hacen temer que, en realidad, falte también voluntad en Europa de combatir esta nueva plaga, que la OTAN ha clasificado ya al mismo nivel que el terrorismo.
Federico Frezza y Nicola Maria Pace, fiscales de Trieste -una de las fronteras italianas más delicadas- han destapado, tras realizar escuchas telefónicas durante tres años, una impresionante red de conexiones intercontinentales capaz de organizar la entrada anual de 35.000 personas procedentes de Europa central a través de la frontera del noroeste.
Sin ir más lejos, ayer más de un centenar de inmigrantes kurdos, albaneses y kosovares -entre ellos, 20 mujeres y 20 niños- fueron detenidos en las costas de Puglia, tras desembarcar clandestinamente, informó la policía italiana.
[En Sajonia, en el este de Alemania, ha sido desarticulada una red de paso clandestino de inmigrantes, que ayudó a unas 1.500 personas procedentes de República Checa a entrar en el país, según aseguraron anteayer fuentes policiales. La policía, que se incautó de un alijo de armas y de 28 kilogramos de heroína tras registrar varios domicilios, informó de que un agente de 27 años y un aduanero de la misma edad figuran entre los 50 sospechosos (12 ya han sido detenidos) que están siendo investigados desde noviembre de 1999.
Los dos agentes están acusados de colaborar con los demás sospechosos en 150 casos de paso clandestino de inmigrantes -procedentes en su mayoría de Asia y de la antigua Yugoslavia- a través de la frontera checa, junto con heroína dirigida a los países escandinavos. El grupo dirigía, además, un burdel en la ciudad de Zittau -cruce entre las fronteras checa, alemana y polaca- en el que obligaron a prostituirse a varias inmigrantes, informa Reuters.]
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