ESCRITORES PARA ENTENDER EL SIGLO XX

Del gran novelista español del siglo XX que fue Pío Baroja, pasando por Cela, hasta Juan Marsé, Juan José Millás o Ray Loriga, el catedrático de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza, José Carlos Mainer analizó esta semana las grandes líneas de la narrativa española desde 1901 a 2000, en el curso Un siglo de novela en España, que ha dirigido en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. Partiendo de la base de que la novela indaga en la relación del ser humano con la realidad, lo que define a la narrativa de este siglo, según Mainer, es que se limita a plantear cuestiones sin adelantar soluciones y legitima la inconclusión (un ejemplo de obra inacabada es El castillo de Kafka), frente a la novela del siglo XIX que controla y anticipa los aspectos de la vida social, como hiciera Dickens en La pequeña Dorrit o Víctor Hugo en Los miserables.Los novelistas de este siglo tienen una mirada del mundo más angustiosa lo que da lugar a personajes más metafísicos, a una concepción del tiempo más subjetiva y a una mezcla de géneros más patente que en el siglo anterior. Pero la novela siempre es lo mismo: "Desde El Quijote hasta la última novela de estos días tratará de la acomodación del hombre con el mundo, de sus pactos, de su rebeldía".

Mainer cita a una serie de autores imprescindibles para entender el siglo XX: Baroja y sus novelas El árbol de la ciencia y El laberinto de las sirenas; Valle Inclán, con Tirano Banderas; Gabriel Miró, Los pies y los zapatos de Enriqueta; Ramón Gómez de la Serna, El incongruente; Ramón J. Sender en El lugar de un hombre y Benet, en Volverás a Región; en cuanto a la narrativa de los últimos 25 años, en un lugar de honor sitúa a Marsé, después vendrían Juan José Millás, Antonio Muñoz Molina, Álvaro Pombo y Javier Marías.

Sobre la influencia de la transición en la novela del último cuarto de siglo, Mainer no cree que sea un fenómeno exclusivamente español. "Desde los años setenta todo el mundo vive en transición; es un fenómeno europeo y universal que se deriva de la desligitimación del comunismo y del romanticismo revolucionario y el retorno al liberalismo que, a su vez, genera una enorme insatisfacción. Aquí lo llamaremos desencanto, pero es una crisis de valores, y, como siempre ocurre en estas ocasiones, generará expectativas de que algo va a surgir y que no acaba de ocurrir o quizá no nos estamos enterando".

Para hablar del futuro de la novela, Mainer se remonta al pasado. "Siempre ha estado en crisis. Afortunadamente para la novela, es un género bastardo que se alimenta de los géneros que tiene alrededor. Por eso su estado natural es la crisis de crecimiento, que no hay que confundir con una crisis de agotamiento. Se decía que el modelo naturalista se ha acabado y no sólo sobrevivió, sino que en el siglo XX ha sido el género hegemónico". En el siglo XXI pasará lo mismo, vaticina Mainer, porque la adaptabilidad de la novela le garantiza su porvenir.

Sobre los grandes blufs literarios o, al contrario, autores injustamente valorados, Mainer cita entre los primeros a la novela experimental de los años sesenta, "de la que queda muy poco y parecía un gran lanzamiento"y considera que Cortázar es uno de los autores que sigue siendo "un gran escritor".