El mayor vertedero radiactivo del mundo
Bombas en las bodegas
Los mares de Barents y Kara ostentan el privilegio de ser los mayores vertederos de residuos radiactivos del mundo. Británicos y franceses eligieron la zona donde se encuentra el Kursk para arrojar los desechos nucleares de sus plantas de reprocesamiento de combustible nuclear en Sellafield y La Hague desde 1952. El periodo más intenso de vertidos se extendió desde 1974 hasta 1978, aunque no cesaron hasta 1982.El informe del grupo de expertos ruso-noruego que investigó durante tres años la contaminación radiactiva en el Ártico dice que 80 de las 522 pruebas nucleares realizadas en la atmósfera desde 1945 tuvieron como escenario Barents y la isla de Nueva Zembla. Se han contabilizado 42 explosiones subterráneas de armas nucleares desde 1961. La zona era un campo de pruebas nuclear multiusos para experimentaciones explosivas atómicas destinadas a la minería y la construcción.
A Barents y Kara han ido a parar los desechos transportados por ríos desde instalaciones nucleares rusas del interior, como la planta de Mayak, donde han ocurrido numerosos accidentes.En sus fondos reposa el rompehielos atómico Lenin, así como otros cinco artefactos con seis reactores y su combustible gastado. Comparten este lecho marino otros 10 reactores nucleares, sin combustible, arrojados cuando se creía que era el vertedero ideal.
A este rosario de elementos radiactivos se suma la contaminación producida tras el accidente sufrido en Thule (Groenlandia) por un avión B-52 norteamericano, con cuatro bombas nucleares en su bodega, en 1968, justo dos años después de que a un aparato gemelo chocara con un nodriza y perdiera cuatro bombas atómicas en la zona de Almería.
No lejos de donde se encuentra el Kursk, cerca de la isla de Bear, yace a 1.658 metros de profundidad el submarino atómico Komsomolets que se hundió en 1989 con toda su tripulación y dos misiles nucleares.
La fundación Bellona estima que estos mares almacenan 30.000 metros cúbicos de residuos nucleares sólidos. 7.000 líquidos y 29.000 elementos radiactivos en contenedores. Según el estudio mencionado, los mayores niveles de radiactividad se localizan en los sedimentos próximos a los fiordos de Abrosimov y Stepovogo, donde se arrojaron los contenedores. Se trata de niveles bajos comparados con los del Báltico o el mar de Irlanda y se atribuyen principalmente a las pruebas atómicas atmosféricas, los residuos transportados desde Europa y los arrastrados por los ríos. En todo caso, son inferiores a los detectados en la fauna y los cultivos terrestres.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Vladímir Putin
- Contaminación radiactiva
- Accidentes fluviales
- Rusia
- Armas nucleares
- Submarinos
- Política exterior
- Europa este
- Accidentes marítimos
- Transporte militar
- Accidentes
- Contaminación
- Europa
- Armamento
- Problemas ambientales
- Relaciones exteriores
- Defensa
- Sucesos
- Medio ambiente
- Sociedad
- Radiactividad
- Energía nuclear
- Energía