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El jardín secreto de una mujer sensible

Kaija Saariahao tiene, a sus 47 años, la belleza de la inteligencia. En las entrevistas derrocha sensatez, cordura, cultura. Habla de Tarkovski, de Canetti, de Klee, de Kandinsky, de su Finlandia natal, hoy un hervidero de grandes músicos e intérpretes en toda Europa, de su París de adopción. No pierde nunca la compostura, ni siquiera ante el apabullante triunfo de su ópera en Salzburgo con un público entregado. Saarihao se limitaba a abrazar, con emoción contenida, a Peter Sellars, a Amin Maalouf, a Kent Nagano, a Dawn Upshaw, y cuando no le quedaba más remedio miraba a la sala con ojos abiertos, sorprendidos, y hasta quizá un poco asustados, aunque, aparentemente al menos, nada lacrimógenos. Miraba con dulzura y sin sentimentalismo.

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SALZBURGO APLAUDE UNA NUEVA ÓPERA DE TONO INTIMISTA

No creo que sea consciente de la que ha armado. La caja de resonancia mundial que es el Festival de Salzburgo ha encontrado en ella un símbolo de cambio de siglo. Ella se ha mostrado tal como es, sin querer demostrar en ningún momento a nadie que aspira a ser la primera de la clase. Ha hecho su trabajo con rigor, sencillez y sensibilidad a flor de piel. Sin pedantería, sin arrogancia, ofreciendo consuelo a través de la música y mostrando preocupación por los problemas profundos del ser humano a través del canto.

Con El amor de lejos, la ópera recupera la intimidad en una singular fusión reflexiva de poesía y música intimista. Quizá sea la mirada comprensiva y melancólica que late en cada escena la razón profunda de una comunicación no por sorprendente menos necesaria.

Saariahao no es, en cualquier caso, ninguna desconocida en el mundillo musical. Nacida en Helsinki en 1952, estudió composición con Paavo Heininen en la Academia Sibelius de su ciudad y posteriormente en Friburgo con Brian Ferneyhough y Klaus Huber. En 1982 asistió a unos cursos sobre música electrónica en París y desde entonces se instaló en la capital francesa, donde vive con su marido, el músico Jean-Baptiste Barrière, y sus dos hijos.

Entre sus obras más destacadas figuran Nimphea (1987), estrenada por el cuarteto Kronos en Nueva York; Du Kristal (1990) y ... à la fumée (1991), estrenadas por Esa-Pekka Salonen en Helsinki y Los Ángeles, respectivamente; el Ballet Maa (1991), coreografiado por Carolyn Carlson; Graal theâtre (1995), un concierto de violín para Gidon Kremer, estrenada en Londres, y la ya citada Château de l'âme (1996).

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