_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El destino de Kohl

El ex canciller federal alemán Helmut Kohl ya ha anunciado que no asistirá a la solemne ceremonia de conmemoración del décimo aniversario de la unidad alemana, el próximo día 3 de octubre. El gran protagonista de una de las gestas más logradas en la política europea del siglo XX y de una revolución que ha cambiado radicalmente la faz del continente se niega, diez años después, a rememorarlas en público. Kohl expresa así su indignación ante la controversia sobre su posible intervención en los actos que recuerdan esa histórica fecha. También es una protesta del renano contra todos aquellos, hoy una inmensa mayoría de los alemanes, que creen que el ex cancilller desprecia a las leyes que juró defender cuando se niega todavía hoy a revelar los nombres de las personas o compañías que le dieron al menos 160 milllones de pesetas como financiación no declarada, y por tanto ilegal, a su partido, la Unión Cristiana Democrática (CDU).La actitud de Kohl desde que estalló el escándalo, al conocerse que había canalizado, él personalmente, fondos no declarados al fisco hacia las arcas del partido, ha pasado de la negación obstinada y la rebeldía soberbia a la inaccesibilidad enajenada. Millones de alemanes, europeos y demócratas de todo el mundo, que han admirado en algún momento a este hombre por sus apuestas e innegables éxitos, no salen de su asombro. Helmut Kohl sorprende. Sobre todo por su incapacidad inaudita para responder a lo que toda la sociedad alemana, incluidos sus antiguos colaboradores y seguidores, ya le exigen. Que demuestre que su juramento en defensa de la república federal y sus leyes es inncuestionablemente prioritario ante sus acuerdos privados con amigos. Hasta ahora ha hecho todo lo contrario, y con ello ha logrado ya casi sepultar bajo miserias políticas cotidianas sus grandes logros históricos.

Kohl puede adoptar la postura del adolescente indignado o de la estrella. Pero debe saber que en Europa son muchos los convencidos de que no se hace justicia a sí mismo. Y que además se perjudica. Su falta de grandeza ahora es clamorosa y decepciona terriblemente a quienes, tras el hombre de voluntad de poder, veían al gran estadista.

Pero además, si todo sigue como está, no tardarán en ser sus colaboradores quienes hablen. Lo hecho o no hecho quedará expuesto. Pero Kohl jamás recuperará, después de lo sucedido, después ante todo de sus silencios, aquella grandeza que se le reconocía cuando cambió el mundo un 3 de octubre. Diez años después, ni siquiera quiere comparecer en público. Toda una dramática señal de un triste destino.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_