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Economía en el diván

En su última visita al país para participar en una conferencia ante empresarios y dirigentes políticos, Felipe González se sorprendió ante el desaliento general: "Hace 10 años era comprensible que los argentinos estuvieran tirados en un diván de psicoanalista, tratando de curarse de una depresión profunda, pero hoy, este estado de ánimo no se justifica, porque el país tiene enormes posibilidades de salir de su crisis".La depresión, en una ciudad como Buenos Aires, con una alta relación de psicólogos por habitante -comparable a la de Nueva York y París- llevó a la prensa a consultar con terapeutas por problemas que aparentemente son sólo económicos. En un informe del periódico La Nación, la psicóloga social Ana Quiroga, coordinadora de grupos terapéuticos con personas desocupadas, recuerda que "en la época de la hiperinflación la gente estaba mal, pero no había tanta tristeza como ahora".

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Argentina, la gran depresión

Para el psicólogo Alfredo Moffat, creador de una institución para la asistencia psicológica gratuita conocida como El Bancadero, "el efecto depresivo de la crisis económica es agravado por factores culturales. La Argentina vive en un duelo permanente".

Según encuestas de la consultora Gallup, uno de cada tres jóvenes se quiere marchar del país. La mitad de la población dice que está peor en todos los sentidos que hace un año. Por su parte, un informe del Ministerio de Economía revela que son 95.771 millones de dólares -tres años de exportaciones, tres veces y media las reservas del banco central, siete veces el total de dinero que circula en el país- los fondos de argentinos depositados en cuentas de bancos con sede en los llamados paraísos fiscales.

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