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"La única arma de los demócratas contra quienes apoyan la violencia es denunciarles"

Aurora Intxausti

María San Gil (San Sebastián, 1965), presidenta del PP de Guipúzcoa y teniente de alcalde del Ayuntamiento donostiarra, ha tenido que escuchar en dos ocasiones en menos de una semana que ETA va a matarla. El lunes se lo dijeron en euskera. El martes, en castellano: "San Gil, vas a morir". Entre los que coreaban estas amenazas se encontraban las dos ediles de Euskal Herritarrok de su propia corporación, Maider Alustiza y Miren Zinkunegi.Ingente trabajadora, San Gil se entusiasma cuando habla de su trabajo municipal. Sin embargo, ayer no estaba para atender sus tareas. Ni siquiera mostraba su locuacidad y vitalidad habituales. Le costaba expresarse. Acababa de presentar una denuncia en el juzgado de guardia contra las dos concejales mencionadas por sus amenazas. El propio Ayuntamiento de San Sebastián ha presentado otra de amparo a la líder popular. Ella tiene miedo. Ahora, más que nunca. Pero sostiene que eso no le va a impedir seguir adelante para lograr que sus hijos puedan vivir en la libertad añorada.

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Pregunta. ¿Qué siente cuando dos compañeras de corporación encabezan una manifestación en la que se pide a ETA que le mate?

Respuesta. Se te encoge el alma. Porque hay que ser muy frío para ir por la calle gritando amenazas de muerte contra una persona. Para hacerlo, te falta humanidad y te mueves en unos esquemas en los que el fanatismo es lo único que envuelve tu vida. Esta gente no entiende que hay que respetar la vida de los demás y que se pueden tener distintas ideologías. Ni lo entienden ni lo quieren entender.

P. ¿Es imposible hablar con ellos?

R. Desde 1995, cuando los ediles de HB no condenaron el asesinato de Gregorio Ordóñez

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[PP] , tomé la decisión personal de que con esta gente no iba perder las formas. No les iba a gritar ni insultar por los pasillos, pero les iba a negar el saludo, un pequeño grado de libertad que no nos pueden arrebatar. No compartimos ni el ascensor

P. ¿Se contiene cuando se cruza con ellas [el despacho del PP en el Ayuntamiento se encuentra justamente enfrente del de EH]?

R. Sí, porque lo que desean es el enfrentamiento físico civil, ya que entonces se convierten en víctimas y están deseándolo. No lo van a conseguir. Se han topado con gente que es mucho más sensata, que tiene las ideas más claras y sabe por lo que lucha de verdad. Conocemos la violencia tan de cerca que sabemos que no nos lleva a nada bueno. Ganas no faltan, respiras hondo, cuentas hasta tres y te dices "ya me iré al juzgado y allí nos encontraremos", porque voy a utilizar todas las armas legales que están en mi mano para que paguen por este tipo de delitos. Responsabilizo a Maider Alustiza, a Miren Zinkunegi y al secretario municipal de ese grupo, Antxon Ollokiegi, de lo que me pueda suceder.

P. ¿Tiene miedo?

R. Sí, mucho.

P. ¿Ahora más que nunca?

R. Sí. Sobre todo, porque el momento está siendo especialmente duro. Sin embargo, creo que nuestro mérito no es que estemos aquí, sino saber vivir y trabajar con miedo.

P. ¿Cómo se sobrevive con esa angustia?

R. No queda más remedio que racionalizarlo y ser muy consciente de que corremos peligro. Intentamos vivir a costa de que nuestra vida personal se convierta en una existencia espantosa. Vives con el miedo y no te puede, pero siempre sabiendo que ni somos héroes ni mártires. Quiero pasar a la historia por haber llegado en algún momento a ser alcaldesa de mi ciudad. Lo que no quiero es convertirme en una víctima más de esta gentuza.

P. ¿Se ha sentido respaldada por el alcalde, el socialista Odón Elorza, y los corporativos de la oposición?

R. Es muy grave que dos corporativos amenacen de muerte a la primer teniente de alcalde del Ayuntamiento. Es terrible. Pienso que la institución para la que trabajo debería ampararme más de lo que lo ha hecho. Estoy aquí por el respaldo de los ciudadanos. Al final, es una amenaza de muerte no sólo contra todos los que me han votado, sino contra todos los ciudadanos de este país. He echado de menos un gesto cariñoso y de apoyo no sólo personal, sino de arrojo democrático para enfrentarnos a esta situación tan dramática que estamos padeciendo, por parte de mi alcalde.

P. ¿Se ha planteado en algún momento, a lo largo del último mes, abandonar la política?

R. No, porque hay muchos compañeros que se han quedado en el camino y creo que les debemos a todos este pequeño sacrificio personal para que sus asesinatos no sean en vano. Si todos abandonamos y les dejamos a toda esa gente que campe a sus anchas, esto se convertirá en la ley de la selva. No quiero eso para mis hijos

P. ¿Qué siente cuando oye a un nacionalista decir "han matado a uno de los nuestros"?

R. Asco, porque yo siento a todos los muertos igual, independientemente de su ideología. Un asesinato es eso y nunca se puede patrimonializar. En eso el PP ha dado un ejemplo de madurez y de altura personal importante. Nunca hemos querido hacerlo por la gran cantidad de compañeros que han asesinado, nunca hemos hecho alarde de que [el asesinado] era de los nuestros. Es un muerto compartido por esta sociedad. Me duele que, a estas alturas, se hagan ese tipo de afirmaciones y que se quieran hacer diferencias entre unos y otros. Es un asesinado más de la sociedad vasca y española y nadie se lo puede apropiar.

P. La primera vez que le dijeron que le iban a matar, durante una concentración, se quejó de la falta de eficacia de la Ertzaintza.

R. Cuando la Ertzaintza o la Guardia Municipal escucha pedir que me maten, no entiendo cómo los responsables de la seguridad ciudadana y de este país permitan que se haga apología del terrorismo por las calles de la ciudad. No entiendo cómo no les detienen y les llevan a prestar declaración a los juzgados. La impunidad absoluta es lo que me rebela.

P. ¿Tiene confianza en que se resuelvan judicialmente las denuncias que presenta?

R. La única arma que tenemos los demócratas contra los terroristas y contra quienes apoyan la violencia es denunciar todas las acciones ilegales de ellos en los juzgados. Espero que algún día tengan que pasar por los juzgados para que rindan cuentas ante la ley. No podemos permitir que esta gentuza campe a sus anchas y actúe impunemente. No cejaré en mi empeño por denunciarles ante los tribunales siempre que atenten contra mi persona. No me he callado nunca y tampoco lo voy a hacer ahora. Que no piensen que el miedo me va a atenazar. Seguiré luchando para conseguir la libertad y que ésta llegue a todos los ciudadanos.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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